Al menos una veintena de las técnicas que el Ministerio de Sanidad ha incluido en su lista de pseudoterapias se ofertan actualmente en Extremadura. Entre ellas están la radioestesia, aura soma, diafreoterapia, digitopuntura, gemoterapia, geobiología, medicina antroposófica, método Grinberg, terapia regresiva o rebirthing. En algunos casos se practican en centros permanentes. En otros, a domicilio.

Todas forman parte de la relación de 73 técnicas para las que el Gobierno no ha encontrado «ningún soporte en el conocimiento científico con metodología lo suficientemente sólida que sirva para evaluar su seguridad, efectividad y eficacia, por lo que se pueden clasificar como pseudoterapias».

En total, han sido analizadas 139 referencias. Respecto a las 66 restantes, «el hecho de que existan publicaciones relativas a estas prácticas no implica que la técnica esté respaldada por el conocimiento científico y que se avale su eficacia y seguridad», por lo que serán estudiadas individualmente en sucesivos informes. Aquí aparecen otra treintena más en diferentes poblaciones extremeñas, algunas tan extendidas como el yoga o la osteopatía y otras más exóticas como el Chi-Kung, la biodanza o la terapia craneosacral.

Las terapias pseudocientíficas pueden representar un peligro para la salud bien porque lleven a un abandono de un tratamiento avalado científicamente bien por el daño que ocasionan de forma directa, además del perjuicio económico que suponen. La Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP) presentó en enero pasado el ‘Primer informe sobre fallecidos a causa de las pseudoterapias en España’, en el que se situó la horquilla de muertes anuales por culpa de estas técnicas entre las 1.210 y las 1.460. Entre los casos que se cita en el estudio figura uno en Badajoz, en el 2004, cuando un hombre de 67 años murió tras el consumo de dos productos homeopáticos

Como parte de las acciones de sensibilización e información a favor de la evidencia científica los ministerios de Sanidad y de Ciencia han habilitado una página web (www.CoNprueba.es) que alojará todos los contenidos relacionados con las acciones del Gobierno frente a las pseudociencias y las pseudoterapias.

En muchos de los casos, estas terapias se ofrecen como solución a problemas físicos y trastornos emocionales o de conducta a pesar de no tener ningún aval científico. En este sentido, Pedro Hidalgo, presidente del Colegio Oficial de Médicos de la Provincia de Badajoz, esgrime que en la pseudociencia a menudo se conjugan dos problemas fundamentales: que quien la ejerce «no está capacitado ni titulado y que lo que se ofrece no está contrastado científicamente». Porque, recalca, «la medicina es una. No hay medicinas alternativas ni alternativas a la medicina. Y la medicina es científica».

El listado de sanidad incluye algunas referencias, en especial dentro de las técnicas en «evaluación», cuya presencia puede resultar llamativa, como el yoga, la musicoterapia o la risoterapia. Aquí, incide Hidalgo, la cuestión es «no confundir. Es bueno practicar el yoga, pero que no te digan que con él vamos curar algo». En otros casos, como el de la homeopatía, matiza que «no tiene contrastada su efectividad, lo que es igual a placebo, y así hay que decírselo al ciudadano». Se trata, «primero de no hacer daño y, segundo, de no confundir», resume.

Cualquiera puede acabar cayendo en estas pseudoterapias en un determinado momento de su vida, sea cual sea su nivel educativo o estatus social. «Te encuentras personas formadas, pero que están consumiendo pseudociencia», cuenta el presidente de los médicos pacenses. Y es habitual que afecte en situaciones de especial vulnerabilidad como cuando se hace frente a una enfermedad.

Ni el colegio de médicos pacense ni el cacereño tienen constancia de que haya actualmente facultativos colegiados en la región desarrollando este tipo de prácticas. Tanto uno como otro permiten comprobar en sus webs si un profesional está colegiado o no en sus respectivas provincias. Aparte, «realizamos un control de todos los médicos que están colegiados y de qué técnicas utilizan», precisa Carlos Arjona, presidente del Colegio Oficial de Médicos de Cáceres. Y si hay alguna denuncia o queja (que también puede realizarse vía web), «investigamos lo que están haciendo».

Y si no es un médico colegiado quien está en cuestión, se comunica a la consejería cualquier práctica «que consideremos que no está sometida a unos criterios de evaluación científica. No vale que digan que puede suponer una mejora para la salud, hay que demostrarlo», arguye Arjona. «Nosotros lo que aconsejamos siempre a la población es que si piensan que la persona que está detrás no es médico, consulten nuestra página o llamen directamente a los dos colegios extremeños, donde le diremos si lo es o no y qué titulación tiene, para que no sea engañado», apostilla.

El Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Extremadura ha sido uno de los más activos a la hora de denunciar estas malas prácticas sanitarias, que su presidente, Juan José Jiménez Merino, considera que están fundamentalmente «vinculadas con el intrusismo». De las 139 técnicas comprendidas en el plan de protección del Gobierno, precisa, «hay unas 20 que pueden ser propias de fisioterapia». No obstante, cree que se ha cometido «una barbaridad» incluyendo en este grupo algunas como la osteopatía, la acupuntura, el drenaje linfático, la quiropraxia, la hidroterapia o la reflexología, «que forman parte de la fisioterapia desde hace muchísimos años» y también de sus planes universitarios. Disciplinas que para poderlas aplicar, eso sí, hay que tener la diplomatura o el grado. «El verdadero problema es que se están utilizando como terapias por intrusos que no son profesionales sanitarios. Esto es algo muy distinto a que sean pseudoterapias, porque realmente están avaladas por la evidencia científica, por las sociedades científicas nacionales e internacionales o por los protocolos de los sistemas sanitarios». Una postura que comparte a nivel nacional el consejo general de colegios y que se ha expresado al ministerio a través de un escrito.

«Es una lucha que tenemos ya desde hace muchos años. Hay muchísimo intrusismo en Extremadura en la fisioterapia», sostiene Jiménez, que afirma que en los últimos cuatro años han presentado al menos una treintena de quejas por este motivo, «y no presentamos más porque no nos hacen ni caso», critica. A su juicio, «no funcionan los servicios de inspección». «Lo que se nos contesta es que hay un vacío, que los inspectores no pueden meterse con personas que no son sanitarios. Esto es incongruente, que no sea posible controlar a los centros que pueden hacer daño a la ciudadanía, mientras que a nosotros nos obligan, que es algo que me parece bien, a controles rigurosos».

Igualmente, Jiménez carga contra los centros de formación y academias donde preparan a sus alumnos «en tres o cuatro meses». «Lo que no se puede permitir es que personas que no son sanitarios, que aprenden estas técnicas en estos cursos, puedan hacer las mismas funciones que hace un fisioterapeuta.

El presidente de este colegio profesional advierte de las consecuencias que puede traer recurrir a estos profesionales. «He tratado muchísimas complicaciones de personas que van a estos falsos fisioterapeutas», asegura, por las secuelas que estos les han ocasionado al tratar de curar contracturas, lumbalgias, pinzamientos discales o roturas fibrilares. «Se puede quedar a una persona tetrapléjica por una mala manipulación el cuello», avisa.