La crisis se está convirtiendo, para el sector inmobiliario, en una suerte de cascada de Escher: un flujo de actividad en caída constante, que se retroalimenta en su devenir y que, pese a que en ocasiones parece remontar el cauce, nunca cesa de caer. La mejor prueba de ello es que el número de ventas sigue a la baja, pese al dato positivo del mes de agosto, y también lo están los precios de los inmuebles, la concesión de hipotecas, el empleo en el sector y la construcción de nuevas promociones.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) informó el jueves de que en agosto se realizaron 4.464 transacciones inmobiliarias en la región, 180 más que en el mes anterior y 568 más que en agosto del 2009. Pero el sector aprecia que se trata de un efecto estadístico puntual que queda neutralizado al analizar periodos más amplios. Así por ejemplo, entre julio y agosto se traspasaron en Extremadura un total de 8.604 fincas y viviendas, 400 menos que en el mismo periodo del 2009.

"El mercado está en una situación de extremada complicación", reconoce Luis Alberto Alonso, presidente del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (COAPI) de Cáceres, al ser preguntado por los últimos datos que maneja el Gobierno sobre compraventa de vivienda. En este sentido, en la primera mitad de este año se han realizado 5.814 transacciones en Extremadura, de acuerdo con la información facilitada por el Ministerio de Vivienda. En el mismo periodo del año pasado se llevaron a cabo 6.373. Por tanto, las operaciones han descendido un 9% y el volumen de actividad sigue alejándose de las cifras récord del 2007, cuando se alcanzaron las 8.673 compraventas en la región solo durante su primer semestre.

"EL GRIFO SIGUE CERRADO" ¿Y por qué el mercado sigue en barrena? Al margen de la coyuntura económica, que dificulta que las familias se lancen a la compra de inmuebles, desde el colegio de agentes de la propiedad explican que el principal obstáculo es, o continúa siendo, la "falta de acceso a la financiación". "El grifo --del crédito-- sigue cerrado, muy cerrado, excepto para operaciones sin prácticamente riesgo para la entidad financiera (como la venta de los inmuebles propiedad de bancos y cajas, que los han adquirido por adjudicaciones o en pago de deudas de sus clientes)", señala Luis Alberto Alonso.

Prueba de ello es que el número de hipotecas constituidas

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