La multitudinaria despedida de la sardina ayer en Mérida no apagó el valle de lágrimas que supuso su entierro y también el adiós del Carnaval hasta dentro de un año, coronado con una espectáculo de fuegos artificiales. La sardina, con la tradición de los cardenales Luis Valiente, edil de Festejos; y Andrés Madrigal, presidente de la Asociación del Carnaval Romano, fue custodiada por cientos de personas que la acompañaron en su recorrido por las calles más céntricas de la ciudad y después de haber degustado unas migas, bocadillos de panceta y, como no, sardinas asadas en el parque López de Ayala.

De esta manera se puso fin a más de dos semanas de actos, algunos no exentos de polémica, como el desfile del pasado domingo con la denuncia de algunas agrupaciones participantes sobre el incumplimiento de las normas del concurso, o la anulación del primer premio del cartel por plagio, pasando por los problemas que supuso el anuncio de la candidatura de Córdoba para la capitalidad cultural europea del 2016, que inmediatamente fue rectificado por uno de Cáceres.

Sin embargo, la participación ha sido masiva y se han vivido momentos brillantes como el concierto de Mojinos Escozíos o el concurso de Drag-Queens, ganado por el zarceño José Manuel Barquilla (Osiris) y que congregó a más de 3.000 personas la madrugada de ayer. El se llevo los 1.000 euros del primer premio, seguido por el toledano Antonio Gutiérrez, con el nombre ¡Oh! Diosa (800 euros) y Manuel Ramos (Cobras) de Valdelacalzada, que se embolsó 700 euros del tercer premio.

Pese al Pobre de mí , los carnavaleros ya piensan en el 2010.