Cuando un actor sale al escenario del Teatro Romano de Mérida experimenta una sensación a la que muy pocos mortales tienen acceso. Y no solo por pisar la arena de un espacio declarado Patrimonio de la Humanidad, sino porque probablemente el personaje que interprete se escribió hace dos mil años para ser representado precisamente allí. Los actores y actrices sufren en Mérida una auténtica epifanía, una transformación que les hace sentirse en armonía con el universo y la historia del ser humano. Cada año miles de amantes del arte de Talía y Melpómene acuden a la capital de Extremadura para experimentar ese encuentro intemporal con la magia de la escena que destila la ciudad. Y este año 2016 -durante la 62 edición del Festival Internacional de Teatro Clásico-- hay más motivos que nunca para visitarla.

En Mérida siempre -pero del 6 de julio al 28 de agosto especialmente-- el viajero puede sentirse un auténtico dios romano o griego. A ello contribuirán los siete estrenos absolutos y el concierto sinfónico previstos en el festival de teatro clásico más importante del país y quizá del mundo. Además, este año Mérida es Capital Iberoamericana de la Cultura Gastronómica: el buen yantar con delicias ibéricas está más que asegurado. Después, toparse visitando su conjunto arqueológico con estrellas de la escena es cuestión de suerte, pero las probabilidades son muy altas durante la época festivalera.

¿Le gustaría sentirse Alejandro Magno, Aquiles o Marco Aurelio? ¿O prefiere una versión de Lisístrata, muy flamenca, con Estrella Morente y Antonio Canales? Hay donde elegir, porque este festival no es ni clásico, ni moderno. Sencillamente, está pensado para agradar a todos. La programación, más variada que nunca este año, permite disfrutar de muchos géneros escénicos (teatro, música, danza, flamenco) y dramáticos como la comedia, la tragedia y el musical. Hace unos años el festival vivió momentos de tribulación, pero desde hace un lustro un auténtico mago de la producción ha sabido conciliar cultura con turismo y con rentabilidad económica: Jesús Cimarro. Este director y productor tiene el don divino de saber lo que al público le gusta y con eso convierte en oro todo lo que toca.

La coproducción La décima musa abre fuego del 6 al 10 de julio, un espectáculo con la voz de Paloma San Basilio que recorre los éxitos de musicales ambientados en el teatro clásico. Del 13 al 17, es el turno de Alejandro Magno, la obra de Jean Racine a la que grandes actores de la escena española darán vida. Al emperador le sigue un dios en Los hilos de Vulcano del 20 al 24 de julio. Verónica Forqué debuta con esta obra en el festival junto a Carmen París, Fele Martínez o Melani Olivares, entre otros. El mes de julio acaba con un héroe: Aquiles, el hombre profundiza en el protagonista de la Iliada de Homero, en la que Toni Cantó interpreta el rol principal.

Las dos primeras semanas de agosto se representa La guerra de las mujeres, obra póstuma de Miguel Narros, en clave flamenca, con Estrella Morente, Antonio Canales y Aída Gómez. Danza y música para llegar al alma.

Pero no solo de teatro vive este festival. El 8 de agosto el violinista Ara Malikian ofrece un espectáculo que funde ópera, música clásica y popular y que rinde homenaje entre otros a Lola Flores, Paco de Lucía, Led Zeppelin o Verdi. ¿A que suena apetecible?

La recta final corresponde siempre a compañías extremeñas. Suripanta Teatro, del 17 al 21 de agosto, con Los Pelópidas; y Teatrapo, del 24 al 28 de agosto, con Marco Aurelio, una tragedia dirigida por Juan y Olga Margallo.

El festival -que comenzó en 1933 con una versión de Medea interpretada por Margarita Xirgu-- ha evolucionado mucho y ofrece desde hace tiempo una Programación Off , alternativa, al margen de los grandes estrenos, pero no por ello menos interesante. TAPTC? Teatro revitaliza espacios de la ciudad como el Templo de Diana, el Pórtico del Foro, las Termas de calle Pontezuelas y la Alcazaba, por vez primera este año. Conferencias, cuentacuentos, pasacalles, exposiciones y una clase magistral de José Luis Alonso de Santos completan la oferta.

Pero Mérida no es el único escenario del festival. El Teatro Romano de Medellín -cerca de Don Benito-- acoge por tercer año una prolongación de la programación, con tres de las representaciones del año pasado. El Teatro Romano de Regina, en Casas de Reina, también es otro de los enclaves de la provincia donde llega la longa manus del Festival Internacional de Teatro Clásico. Cultura que alcanza a todos y que se convierte en un gran atractivo para miles de viajeros y también en fuente de ingresos. El año pasado logró un superávit en taquilla de 525.000 euros, asistieron 93.946 espectadores a la programación del Teatro Romano y 158.302 al total de las actividades. La recaudación rozó los dos millones de euros. El desarrollo económico en la zona es palpable. En Mérida el teatro nunca ha estado en crisis, al menos en los últimos dos mil años.