Crónicas Marcianas le dio el pasaporte al éxito, confiesa que fue su gran escuela, en la que saltó a la fama con imitaciones marcadas a fuego en la historia del humor español como las de Boris Izaguirre o la Pantoja de Puerto Rico. Ahora, Carlos Latre (Castellón, 1979) pasa por el Metellium Music Festival de Medellín, el próximo domingo 30 de agosto (a las 21.00 horas). Antes, hace parada en El Periódico Extremadura con esta entrevista en la que asegura que su sketch al director del Centro de Coordinación de Emergencias de Sanidad, Fernando Simón, es una parodia «absolutamente inofensiva».

¿Tenemos que saber reírnos de nosotros mismos?

Es muy importante, aunque también es muy difícil. Actualmente nos lo cogemos todo con papel de fumar. España ha sido un país de sacar punta a todo. Sólo tienes que seguir las redes sociales, en las que impera el sentido del humor.

¿De cuál de las imitaciones que ha hecho se ha quedado más satisfecho?

No tengo ningún hijo predilecto, aunque Boris Izaguirre me queda bastante clavado. Una buena imitación no es aquella que se parece mucho al imitado, sino aquella que recuerda el original.

¿Quién se ha molestado más con sus imitaciones?

Lo cierto es que no se ha molestado nadie, aunque sé que hay personajes a quienes no les gusta que les imiten. He tenido suerte y aceptación, y eso es fantástico. En las imitaciones no hace falta ser cruel, pero sí tiene que haber un punto de picante.

¿Qué le debe a Crónicas Marcianas?

Un montón de cosas, eso sí que ha sido un máster universitario para mí. Fue un programa muy bestia en el que estuve cinco años, y aprendí mucho. Entré con 19 años y salí con 25. Fue una escuela inmejorable.

¿En qué va a consistir el ‘One man show’ que ofrece en Teatro Romano de Medellín?

Lo que puedo decir es que este es un show completamente nuevo, donde va a haber muchísimas sorpresas con más de 100 personajes en el escenario. Numerosos son de máxima actualidad, como Fernando Simón, el ministro Illa, María Jesús Montero, Pedro Sánchez, pasando por figuras televisivas como los protagonistas de La casa de papel, pero, en general, habrá una pléyade de estrellas muy dispares, desde Laura Pausini al alcalde de Vigo, con guiños a Rosalía, a Messi o Cristiano Ronaldo, aunque todos bajo el mismo filtro: el filtro Latre.

¿Cómo va a defender este centenar de personajes en directo?

A mí siempre me gusta utilizar elementos y sí que habrá muchísimo cambio de vestuario, aunque será un atrezzo mínimo para enmarcar cada uno de los personajes. Pero, en realidad, lo que me gusta en el escenario es que la gente vea la transformación, es decir, que vea mis caras, el gesto, el cuerpo o la forma de andar. Y creo que es lo que al público le gusta ver en directo, y siempre se quedan muy sorprendidos por la metamorfosis.

¿Le inquietan los efectos de esta crisis en el mundo del espectáculo?

Lo vivo, indudablemente, con incertidumbre, porque todavía no sabemos ni cómo ni cuándo va a normalizarse esta vuelta a los escenarios. De hecho, se está notando que la gente todavía tiene miedo a acudir a los espectáculos. Y eso me preocupa; nos está costando atraer al público, no solo a los humoristas, sino los a músicos y a todos los artistas. Este verano va a ser duro, y este año va a ser muy duro, así que tenemos que empezar a tranquilizar a la gente y decirle que venga, que la cultura es segura porque se siguen todas las medidas de desinfección, y que te olvidas un poco de los problemas, que es lo más importante.

Recientemente se armó un revuelo en Twitter por su imitación de Fernando Simón, ¿teme que en España haya cada vez más centinelas de la moral que marquen límites al humor?

No hay día en que no aparezca la frase «arden las redes por...» en los medios de comunicación, porque esto está a la orden del día. En ese sentido, yo creo que mi imitación de Fernando Simón fue bastante inofensiva. Se trata del hombre de moda y de actualidad, así que lo máximo por lo que se me puede atacar es porque hablé de la almendra con la que se atragantaba, de la distancia de seguridad y de cómo van a cambiar las cosas por la pandemia en clave de humor. Evidentemente, yo soy muy respetuoso y muy consciente del sufrimiento que ha supuesto esta pandemia, pero eso no tiene nada que ver con una imitación absolutamente inofensiva de Fernando Simón. Yo lo que espero es que la gente tenga sentido del humor, porque en los últimos tiempos y, sobre todo, en las redes, tendemos a volcar opiniones en contra porque sí, y yo creo que tenemos que volver a tener un poco de buena fe. De repente nos hemos instalado en el bienquedismo y todo tiene que ser súper ‘polite’ y súper ‘healthy’. Los humoristas hacemos las cosas con el fin de hacer reír, al menos en mi caso, sin ninguna mala fe. Y ojo, que yo tengo fama de ser un humorista muy blanco y muy familiar. Y aún así, «arden las redes».

Extremadura es tierra de vinos y usted es un gran aficionado a este rico caldo. ¿Qué le atrae de él?

Que es un mundo muy similar al del entretenimiento: hay mucho esfuerzo detrás, pero también mucha pasión. Hay vinos que te ponen los pelos de punta, y eso pasa en pocos mundos. Me gustan los vinos simpáticos, equilibrados y frescos, y no empalagosos.

¿Es complicado, eso de vivir entre Madrid y Barcelona?

No. Es fantástico. Me ayuda mucho tener diferentes perspectivas de una misma cosa.

¿Qué hace Carlos Latre cuando no trabaja?

Soy una persona muy sensitiva y sensible. Me gusta leer, el teatro, el cine... Soy muy familiar y amigo de mis amigos. Necesito rodearme de energía positiva. La negatividad, la gente tóxica, no la quiero a mi alrededor.

Al final, ¿la comida es lo que mejor define a los extremeños?

La idiosincrasia del extremeño pasa por recibir a las personas y abrirles las puertas de sus hogares. Allí se come de escándalo y de maravilla. Vino de la tierra y jamón de esos de un cerdo que vive alegre comiendo bellotas y al final muere feliz por la causa. Eso es insuperable.