El número de bajas laborales se ha desplomado un 40,5% en la región en los últimos cinco años. Si en el 2007 se iniciaban una media de 6.477 procesos al mes de incapacidad temporal por continencia común (la causada por una enfermedad o un accidente no laborales), en el 2012 la cifra había caído a 3.853. Menos actividad económica se traduce, necesariamente, en menos bajas por enfermedad. Pero, a pesar de ser esta una razón aparentemente lógica y de peso, no es la única que explica por qué la cifra de ausencias al trabajo no ha dejado de descender en los últimos años en una región como Extremadura, que ya de por sí presenta el menor índice de bajas laborales, con 12,04 mensuales por cada mil trabajadores protegidos, frente a un promedio en España de 19,14 (aunque la duración media es la segunda mayor del país, ver gráfico de la derecha)

Los médicos advierten que este descenso no significa que la población con trabajo haya enfermado menos, sino que ha desatendido su malestar. Dejar el cuerpo en reposo cuando se sufre un catarro con fiebre, una gripe, vómitos por un contagioso virus intestinal o incluso una lumbalgia de las que le dejan a uno doblado, ya no se hace con la confianza que proporcionaban los derechos laborales, hoy recortados por la reforma laboral del Gobierno de Rajoy, sino todo lo contrario. "Hay mucho miedo a darse de baja. El trabajador no se sabe qué va a ocurrir y si el empresario lo va a utilizar después en su contra", explica Jesús Monterrey, presidente de la Asociación Extremeña de Medicina del Trabajo, que señala la menor incidencia que tienen actualmente patologías como las "lumbalgias, las cervicalgias o las depresiones, que antes eran el caballo de batalla de todos los días". "Antes, con una lumbalgia se estaban cuatro o cinco días en casa. Ahora se va a trabajar con la manta eléctrica", agrega.

Desde la reforma laboral del PP, salvo si se está protegido por un convenio específico de empresa, los empleados ausentes por enfermedad no cobran el salario de las primeras tres jornadas de baja. Los funcionarios cobran el 50%. "La gente está yendo a trabajar en condiciones pésimas, con gripes fuertes o hernias discales por el miedo al despido o al descuento salarial", asegura Concha Gómez, responsable de Salud Laboral del sindicato CCOO en Extremadura, para quien en muchas pequeñas empresas se "presiona" a los empleados para que no cojan la baja. Gómez refuerza su argumentación con dos casos recientes ocurridos en la comunidad autónoma que revelan hasta qué punto la crisis y la nueva normativa han cambiado la situación. El primero, el de "un operario manual de una fábrica que tuvo que ir con muletas a trabajar porque la mutua le dio el alta. Cuando vino aquí, cojeando, creíamos que era una broma". El segundo, el de "un trabajador que se había abierto la cabeza en un taller y ese mismo día le ponen una venda y le dan el alta. Imagínate eso en un ambiente laboral, como el suyo, lleno de polvo".

A su juicio, existe un "fraude gordísimo con las mutuas" que lleva a que se produzcan este tipo de situaciones. De hecho, explica, los dos casos anteriores fueron recurridos ante la inspección médica y se le acabó dando la razón a los trabajadores.

Para Gómez, este tipo de actitudes acaban por ser "contraproducentes". Y es que a la larga, argumenta, las personas que no se hayan curado de su enfermedad cuando deberían haberlo hecho arrastrarán su dolencia, y con los años será más grave y costoso atenderlas. Además, ir a trabajar enfermo puede ser fatal en determinadas ocupaciones. En este sentido, subraya que "no es baladí" que el año pasado se registraran en la región 25 accidentes laborales mortales --de acuerdo a las estimaciones de CCOO--, más que cuando "la población ocupada era mayor. No es una casualidad", apostilla.

Si un trabajador incurre en los requisitos previstos en la reforma laboral pierde el empleo, y además, con la mínima indemnización de 20 días por año trabajado con un máximo de 12 mensualidades. Además, en la función pública se recorta a la mitad el sueldo en los días que se está de baja. "La gente está yendo mala a trabajar. Hay muchas familias que dependen solo del sueldo de un empleado público y, como está la cosa, no te lo puedes permitir, porque el recorte es muy grande", resalta María de los Angeles Rodríguez, secretaria del Sector de Administración Autonómica de la Federación de Servicios Públicos (FSP) de UGT. "Si estás con gripe, aguantas como puedes y, si tienes suerte y te coincide, te recuperas el fin de semana en casa", remarca esta responsable sindical, que indica que en el caso de los empleados públicos que trabajan "con niños o mayores" se potencia, además, el riesgo de contagio en cadena.

Desde la patronal se hace una lectura muy diferente de estos datos. Para Francisco Javier Peinado, secretario general de la Confederación Regional Empresarial Extremeña (Creex), el descenso en la cifra de bajas tiene su origen, aparte de en la menor actividad económica, en que "las mutuas de accidentes de trabajo están haciendo un mayor seguimiento del día a día" de las ausencias laborales. Esto, por un lado, indica, permite acortar los periodos de baja y, por otro, "detectar posibles fraudes". Peinado alude también a las mejoras de las políticas de prevención y niega que sea una práctica habitual entre los empresarios extremeños exigir a sus empleados que no falten a su puesto cuando están enfermos. "Ni mucho menos. No creo que ningún empresario amenace a un trabajador por eso", asevera. Además, arguye, "no considero que nadie, por mucho que le fuercen, vaya a trabajar si realmente está enfermo". Y sobre los descuentos salariales, en su opinión tienen un efecto "disuasorio" positivo a la hora de evitar faltas injustificadas ya que "antes, por un pequeño resfriado y unas decimitas de fiebre había gente que pedía la baja".