Migas, exhibición de luchas y de esgrima medieval, y puestos de artesanía cerraron ayer el modelo de Carnaval por el que apostó este año el Ayuntamiento de Cáceres, con el propósito de que se convierta "en el Carnaval propio de los cacereños", sostuvo ayer la concejala de Dinamización Maria José Casado. La edil dijo estar "muy satisfecha" del resultado "y sobre todo de que la gente empiece a entender este Carnaval, aunque para el próximo año tenemos que incidir más en la dinamización y la participación ciudadana", aseveró.

Si el lunes fueron las roscas, la oferta gastronómica de ayer eran las migas extremeñas que cocinaron desde las doce del mediodía en el puesto situado junto a la puerta principal de la concatedral. En principio se habían preparado 30 kilos de pan, que se hicieron finalmente escasos. No tardaron en agotarse por la mañana, y por la tarde fue necesario reponer otros 30 kilos para atender la demanda de los cacereños, que respondieron a la iniciativa que el ayuntamiento pretende convertir en seña de identidad del Carnaval cacereño y acto central del reinstaurado martes de Carnaval.

"Es la tercera sartén que preparo desde que hemos empezado, casi a las doce y media", explicaba Cipri Sañudo, sin cesar de mover el perol de migas para el que una treintena de personas guardaban cola. Eran poco más de las 13.00 horas y ante el reclamo de un plato de migas gratis, pocos se resistían a aguardar pacientemente turno para coger su ración.

NOVEDAD "Es una novedad y ya veremos qué tal sale", aventuraba, aunque la rapidez con la que se agotaron las migas y el buen sabor de boca de quienes las probaban, advierten que la iniciativa puede calar.

"No hay más secreto que tenga buenas materias primas, pan del día anterior un poco humedecido, aceite de oliva, mucho ajo, panceta, pimiento choricero y pimentón de la Ver", explicaba sobre el guiso.

Si la oferta gastronómica atrajo a muchos cacereños, las luchas de caballeros y la exhibición de esgrima medieval llenó de espectáculo el centro de la plaza de Santa María por la tarde, y entretuvo a un público fundamentalmente familiar y más escaso que en la jornada anterior. Los puestos de artesanía --dulces, cremas, orfebrería, abalorios-- instalados en todo el perímetro fueron otro reclamo de la jornada que cerró el grupo de fados del Instituto Superior de Ingeniería de Oporto.