TDtos generaciones de mi familia antes que yo se dedicaron a la producción de corcho. Mi hijo es ya la cuarta. Amo este producto, y por este motivo me gustaría realizar algunas reflexiones de cara a la próxima campaña que comenzará en apenas dos meses.

Desde el punto de vista del productor, la gran sequía del 2012 hizo que quedasen sin extraer importantes cantidades de los alcornoques, que ahora se unirán a las que corresponden a la actual campaña. Al aumentar la oferta, esto podría suponer una bajada de los precios. En este sentido, considero importante que los productores, que en la comunidad autónoma tienen la gran suerte de contar con el apoyo del Iprocor, clasifiquen el corcho apartando los desperdicios y el refugo --el corcho que tiene como único fin su trituración: malas barrigas, culebras o malas espaldas--. Esta separación permitirá que los fabricantes puedan valorar los corchos adecuadamente y que cada productor cobre con arreglo a lo que ofrezca.

Igualmente, creo aconsejable extraer las grandes cantidades existentes de corchos bornizos para que de aquí a diez años pueda compensarse el corcho que se vaya perdiendo por los árboles viejos o por las sequías. Quiero animar también a los productores a conservar el árbol pues tienen en su mano un producto único, natural y con unas cualidades excepcionales que garantizan que siempre habrá demanda de él.

XPOR OTRO LADO,x me gustaría llamar la atención sobre cómo, desgraciadamente, están desapareciendo cada vez más empresas preparadoras --aquellas que desarrollan actividades de cocción, calibrado y clasificación del producto--, algo que considero que no es nada bueno para la fijación de unos precios apropiados. Este segmento no puede desaparecer ni quedar a expensas de ningún posible monopolio.

En general, dentro del sector de la fabricación, hay que resaltar que en el transcurso de muy poco tiempo se ha hecho un enorme esfuerzo por transformar tanto naves como maquinaria, lo que ha hecho que ahora el corcho se trabaje de una forma esmerada. A pesar del mal momento coyuntural, se están abriendo nuevos mercados que demandan el corcho tanto para tapones como para otros fines. Las empresas deben animarse e investigar, el futuro para el corcho existe.