Director de la Estación Biológica de Doñana (Huelva) desde 1988 a 1996, Miguel Delibes apuesta por adaptar nuestro modo de vida a los cambios que irremediablemente estamos provocando en la naturaleza. Hoy pronuncia en Cáceres la conferencia El reto de conservar la naturaleza dentro del Aula de Cultura de Caja Extremadura.

--A juzgar por la situación actual, sí que parece un reto.

--Gracias a que la naturaleza está bien conservada, se depura el aire que respiramos, el agua que bebemos, se polinizan las cosechas, se frenan las inundaciones. Somos los primeros interesados en su conservación.

--Y aún así, parece que los responsables de su mal estado.

--La responsable es nuestra manera de vivir. Cada vez somos más y también requerimos más cosas para vivir. La naturaleza no es capaz de satisfacer nuestra demanda y eliminar nuestros residuos, al tiempo. Eso afecta al clima.

--¿Este inusual invierno es el primer efecto?

--El primero no. Los procesos de la naturaleza son lentos. Desde hace años algunas aves migratorias, como las cigüeñas no se marchan de la península. Recuerdo que mi padre --el escritor Miguel Delibes-- ya escribía hace 20 años que las codornices no emigraban de Badajoz. Los expertos en climatología dicen que nuestro clima ahora es parecido al de Marruecos hace un cuatro de siglo. Las temperaturas están cambiando desde hace tiempo, y ahora es cuando somos conscientes.

--Y, sin ser alarmistas ¿estamos a tiempo de hacer algo?

--Creo que una alarma sí que hay que lanzar. No en el sentido de pensar que un huracán tropical barrerá Extremadura dentro de cinco años. Pero sí hay que pensar que puede llover menos, que la agricultura se va a resentir, que pueden llegar heladas. Hay que advertir de que hay un riesgo lo suficientemente grave como para pensar que toda la sociedad tiene que afrontar una serie de cambios. Eso nos cuesta.

--¿Porque creen que es difícil hacer algo a título individual?

--Ese es el error. Son los gobiernos quienes tienen que marcar las pautas en sostenibilidad y no lo hacen porque pueden perder votos. Pero los ciudadanos tienen un gran papel como colectivo. Tenemos que aprender a vivir con menos, a usar menos el coche a separar las basuras, a ahorrar energía eléctrica y agua. Además, como colectivo, tenemos la responsabilidad de concienciar del problema a nuestro entorno inmediato, y de exigir medidas de ahorro energético a las autoridades.

--Y en tanto ¿la naturaleza?

--Hay estimaciones que hablan de que el 30% de las especies podrían desaparecer en 50 años. En la península Ibérica,muchas se verán afectadas pero desconocemos cómo. Según las previsiones, aquí lloverá menos. Extremadura es una zona húmeda aún por su proximidad al Atlántico, pero se volverá más seca. Esto afectará a árboles como el fresno o el quejigo y a especies como el topillo nival, un roedor del norte de Cáceres y podría desaparecer.