Hay un plan para el tejo y águila imperial; la cigüeña negra acaba de estrenarlo y pronto lo tendrán también el desmán, el sisón común y el milano real. A todos les une su condición de especie en peligro de extinción y también el hecho de ser las primeras en el punto de mira de la administración para su recuperación. Pero muchas, una veintena, siguen esperando.

«El ritmo al que van saliendo este tipo de planes es muy mejorable», dice Marcelino Cardalliaguet, responsable de SEO/BirdLife Extremadura. Pero es cierto que no es un problema exclusivo de esta región sino más bien un hecho generalizado de las administraciones autonómicas, que son las encargadas de redactar este tipo de documentos y que raramente llegan ajustados a los plazos que exige la ley: un año desde que se decreta su condición de especie en peligro de extinción. «Hay que potenciar este tipo de planes porque se ha abandonado al medio ambiente desde que comenzó el silgo XXI», dice el experto.

El plan de la cigüeña negra se ha puesto en marcha hace menos de un mes «y debería haber estado hace diez años», dice Cardalliaguet (en el catálogo de especies amenazadas de 2001 ya se incluía como especie en peligro de extinción). Hace más de una década (en 2005) se aprobó el primero de los planes de recuperación de la región, el del águila imperial, que está logrando ya resultados y va recuperando lentamente población, aunque el en el último año las olas de calor hayan acabado con el 50% de los polluelos, según los datos de la Consejería de Medio Ambiente y Rural y Políticas Agrarias de la Junta de Extremadura.

A este le siguieron los planes del tejo, el año pasado y el de la cigüeña negra ahora; pero la Junta trabaja además en la redacción de otros tres planes para el desmán, el sisón y el milano real. Los dos últimos se incluyeron en 2015 en el catálogo de especies en peligro de extinción porque sus poblaciones no paraban de caer.

«Se ha perdido una parte fundamental de su población en este tiempo», denuncia el portavoz de SEO/BirdLife. en la última década las dos especies han tenido «las peores tendencias» de evolución y han perdido entre el 60% y el 70% de su población. «Están en claro declive y son muy vulnerables a los cambios que se están produciendo en la agricultura», dice.

Esos cambios son de hecho los que parecen estar detrás de la drástica reducción de las poblaciones en ambos, pero también de la caída «en torno al 30%» de otras aves comunes como el gorrión o la golondrina. «Se ha pasado de una agricultura tradicional a una agricultura intensiva y química para acaparar el las primas de la PAC y eso está teniendo consecuencias en el medio ambiente», denuncia.

Estrategias horizontales

Por eso para Cardalliaguet los planes en los que se trabaja para el sisón y el milano real no deberían quedarse únicamente en medidas medioambientales, sino que tendrían que tener un planteamiento horizontal con otras indicaciones para la agricultura. «De otro modo tienen un futuro muy negro por delante», asegura.

El catálogo de especies amenazadas en vigor incluye 24 especies en ‘peligro de extinción’, otras 49 consideradas ‘sensibles a la alteración de su hábitat’, 62 más consideradas ‘vulnerables’ y 315 en la categoría de ‘especies de interés general’. De todas estas, además de los planes de recuperación en marcha hay también planes de conservación para especies emblemáticas como el buitre negro y el águila perdicera, ambas consideradas vulnerables a su hábitat.

Además en estos momentos se encuentra en trámites la modificación del decreto que regula el Catálogo Regional de Especies Amenazadas que se publicó en 2001. Sobre ese texto ya se han producido en todo caso varias modificaciones en este tiempo, una veces para elevar la protección que requería cada especie (el caso del sisón y el milano real), pero también por la exclusión de otras sobre la que había dejado de existir la amenaza (en 2005 salió el cormorán y en 2013 el meloncillo). Pero sigue habiendo 450 bajo algún tipo de amenaza.