Seis grados, humedad y viento helado. Los Reyes Magos no tuvieron ayer la mejor noche para desfilar por las calles cacereñas, pero la lluvia fue benévola y desapareció una hora antes del inicio, permitiendo la salida de la comitiva real. Fue uno de los días más gélidos del invierno. Aun así, los participantes aguantaron estoicamente, los reyes entraron en calor tirando caramelos y a los niños de las carrozas les bastaba con la emoción. En las calles, miles de pequeños con sus familias acudieron a su cita, la más esperada. Todo el recorrido estaba abarrotado.

"El año que viene vamos a pedir una estufita a Gaspar, ¿vale hijo?", decía paciente un padre mientras esperaba la cabalgata, cargada con 1.500 kilos de caramelos. Y llegó. En cabeza, la Banda Municipal y la carroza Farolillos , con una representación de los teletubbies rodeados de estrellas a cargo del grupo Scout-San Yago, animador de toda la comitiva. Detrás, la carroza Cinco Plumas con varios pastorcillos. Le seguía Caballitos , con personajes del cuento de Blancanieves.

SOLDADOS, PAJES Y TURBANTES

La banda de la Sagrada Cena dio paso a Melchor, acompañado por su escolta hebrea con antorchas de fuego. También Gaspar, rodeado de pajes y soldados egipcios. Cerraba la comitiva Baltasar, con huestes moras y un gran turbante que apenas le dejaba ver.

Melchor lanzó un mensaje a los niños de Cáceres a través de El PERIODICO: "Quizás no nos dé tiempo ir a otros países, así es que deben ser solidarios con ellos y acordarse también de un lugar cercano: Galicia". La lluvia volvió hacia las 20.15, pero los reyes llegaron con tranquilidad hasta el ayuntamiento. Las carrozas de los niños acudieron directamente a su recogida en la plaza de toros.