Un año más los cacereños no defraudaron a los Reyes Magos y se contaban por miles los que a lo largo de todo el recorrido se apostaron en aceras y esquinas para presenciar una cabalgata con más fantasía que nunca y con 400 participantes.

Las carrozas que encabezaban el desfile fueron las que más llamaron la atención. Una gran cabeza de pez en azul, naranja y blanco y con alas era una de ellas. Dos grandes cabezas de pájaros anaranjadas decoraban otra. Aladino y el pato Donald y Goofy eran los protagonistas de dos más. La carroza que semejaba un enorme caracol verde y blanco, de Canal de Isabel II, fue de las más aplaudidas por el público. También la decorada con enanitos y una gran seta gustó mucho.

Zancudos, malabares de fuego, mariposas, brujas, cabezudos gigantes y otros muchos personajes, los caramelos --hasta 5.000 kilos se tiraron--, el confeti, y las serpentinas daban forma al resto de la comitiva real.

No obstante, los verdaderos ídolos de los niños eran los tres Reyes Magos. Todos gritaban a su paso. La impaciencia por ver a Melchor, Gaspar y Baltasar --desde las seis de la tarde había gente guardando sitio en Cánovas, y el desfile no salió del Sepei hasta las 18.40-- dejo paso al nerviosismo y la alegría por ver a los magos --recibidos por el alcalde en la plaza Mayor--, pero también por saber que quedaban menos horas para desenvolver los regalos.

La nota negativa la pusieron los niños que a lo largo del recorrido se saltaban las barreras al principio y se lanzaban a la caza de caramelos, acercándose demasiado a los vehículos y despertando las quejas del público, sin que nadie de la organización pusiese orden.

El desfile, según informó la policía local, se desarrolló sin incidentes, salvo los ya conocidos caramelazos .