Quizá ayer muchos de los padres tuvieron que explicar a sus hijos el famoso juego de los recortables, uno de los más populares de antaño. Consistía en muñecos a los que se podía vestir con diferentes trajes que se recortaban en un papel y se amoldaban a su cuerpo con unas pestañas, para que les quedasen perfectos. La cabalgata cacereña sirvió, además de para iluminar los ojos de los más pequeños, emocionados al ver pasar a Melchor, Gaspar y Baltasar, para sacar una sonrisa a los más mayores, recordando este juego que marcó una época. Y es que una de las doce carrozas del desfile estaba precisamente ambientada en estos recortables, pero con un objetivo de fondo: transmitir un mensaje de igualdad a los más pequeños.

Fue uno de los encargos del ayuntamiento a la empresa organizadora del desfile, Sonimar, para que la cabalgata formara también parte de la campaña que ha puesto en marcha este año para concienciar de que los juguetes no entienden de sexos. Con esta iniciativa, denominada ‘Azul, rosa, qué más da. Los juguetes no tienen género, no se lo pongas tú’, lo que se pretende es precisamente romper con los roles y dejar libertad al niño para que juegue con lo que más le apetezca.

Así, la carroza estaba decorada con muñecas y muñecos y como recortables tenía varios juegos (una cocina, herramientas, un carricoche, una escoba,...) que podrían intercambiarse entre él y ella indistintamente, como se hacía antes con los vestidos de los recortables.

Fue la gran novedad del desfile, que brilló por las miles de luces led que acompañaron a las carrozas de Melchor, Gaspar y Baltasar. ¿La otra? Que Sus Majestades llegaron al parque de bomberos, donde se inició la cabalgata en un autobús urbano. De un vehículo de Subus se bajaron los Reyes Magos junto a sus pajes, dispuestos para subirse a sus elegantes carrozas.

El pasacalles contó con la participación de un millar de figurantes, que dieron vida a personajes de Disney y de la Guerra de las Galaxias. Y duendes, gigantes y cabezudos interactuaron con el público. Para amenizar hubo también batukadas y majorettes, éstas con la asociación Ponte flamenca. Aunque lo cierto es que, salvo las carrozas de Sus Majestades, en el resto del cortejo se echó en falta algo más de animación. Y la música apenas se escuchaba, y eso que Cáceres aún no se ha unido a las cabalgatas sin ruido para permitir la asistencia de personas con discapacidad (el ayuntamiento cacereño dice que lo estudiará para la próxima edición).

El desfile, que tardaba en pasar unos veinte minutos, contó con doce carrozas: Además de las cuatro del ayuntamiento (las tres de Sus Majestades y la temática con alusión a los recortables) había otras que organizaron Burger King, la asociación de vecinos de La Cañada, la Asociación de Reyes Magos (tenía cinco) y el club de tenis Cabezarrubia. Cada una de ellas llevaba a bordo a 18 niños acompañados de dos adultos.

EFECTIVOS DE EMERGENCIAS / Voluntarios de DYA (tenía 15), ARA (13) y Cruz Roja (34) se colaron también en el desfile. Acompañaron a las carrozas y se encargaron de proteger a los más pequeños evitando que introdujesen debajo de ellas para coger caramelos (las carrozas llevaban incorporados asimismo faldones para prevenir este tipo de accidentes). Además DYA desplegó una ambulancia asistencial y dos bicicletas sanitarias. Gracias a este colectivo por primera vez el cortejo real fue un evento ‘cardioprotegido’, con desfibriladores semiutomáticos que llevaban los voluntarios. ARA puso a disposición un vehículo de coordinación y Cruz Roja dos ambulancias y vehículos para transportar a enfermos que necesitaran un traslado. La Policía Local desplegó a casi toda la plantilla y Conyser colaboró con la limpieza de las calles por las que pasó la cabalgata. No hubo incidentes.

La comitiva real partió puntual del parque de bomberos, a las 18.30 horas. Y siguió su trayecto habitual, enfilando Pierre de Coubertain para llegar a Isabel de Moctezuma y de ahí a Cánovas, el punto donde más público se congregó (había familias guardando el mejor sitio desde las seis de la tarde). El último tramo fue San Antón, San Pedro, San Juan y Gran Vía, para terminar en la plaza Mayor. Fueron recibidos por la corporación municipal en el ayuntamiento y saludaron a los asistentes, como de costumbre, desde el balcón del salón de plenos. Después, salieron a toda prisa para repartir deseos en las casas de todos los cacereños. Y de paso, comerse algún que otro polvorón, un vasito de leche y una copita de anís. ¡Feliz día de Reyes!