Los 30 mineros de Presur, la mitad de ellos extremeños, que mantienen un encierro desde el pasado 23 de octubre en Cala (Huelva) para tratar de frenar la aplicación del Expediente de Regulación de Empleo (ERE), confían en alcanzar un acuerdo de última hora con la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi), propietaria del 100% de la compañía.

El objetivo prioritario de los trabajadores es evitar que, tal y como está previsto, mañana se apliquen las medidas que contempla el ERE y que suponen su incorporación inmediata a la mina de Aguablanca, en Monesterio, o, en su defecto, que se acojan a las "bajas incentivadas".

EN LA GALERIA De los 29 mineros, 20 permanecen en las oficinas de la empresa y los 9 restantes --entre ellos 2 extremeños-- están encerrados en una vieja galería, de 50 años, a 1.200 metros de profundidad. Estos últimos están en buen estado de salud, aunque ya padecen algunos problemas respiratorios, detalla el último parte médico.

Según explicaban ayer a este diario los propios mineros, la compañía les había comunicado, a través del comité de empresa, que, al menos de momento, la Sepi no iba a aplicar el ERE mientras continúen las negociaciones entre ambas partes. En este sentido, confían en que se pueda alcanzar un acuerdo por el que esta treintena de trabajadores siga trabajando en la mina de Cala hasta que la instalación cierre sus puertas definitivamente en el año 2009. En caso contrario están dispuestos a prolongar su encierro indefinidamente.

Sin embargo, la propia Sepi salió ayer al paso de estas manifestaciones y aclaró que mantiene "la aplicación prevista del ERE para este año" en los mismos términos en los que se aprobó el 15 de marzo del 2002. Esto supone que a partir de mañana estos trabajadores tendrían que optar por aceptar una baja incentivada o incorporarse a la plantilla de Rio Narcea Gold Mines en la mina de Aguablanca, en Monesterio, para iniciar los preceptivos cursos de formación.