Llegamos a la puerta del estadio. 100 niños, padres, abuelos. Hasta vecinos. Algunos iban ataviados como si fuesen ellos los que participaban en las pruebas. Las madres vestidas de madrina de bodas. Los vecinos iban vestidos de vecinos. Mi hijo, mentalizado para pasar las pruebas del Real Madrid.

Importante: participar

"Mira hijo, ese niño tiene el número 14.527, y sólo seleccionan a 11. Por muy bueno que seas, esto es imposible. No te preocupes y disfruta".

Empiezan las pruebas. Gradas repletas con toda la farándula española. Faltaba Manolo el del Bombo y Martirio, la folclórica. Vaya país. La mayoría de niños, con nervios.

Minuto 5, en la grada: "Fijaros como pelea el 10". "Narices, si es mi hijo". A los partidos siempre me llevo un libro. Suelo leer "literatura superficial", pero esta vez estrenaba Siddhartha de Herman Hesse . Por cierto, lectura recomendada. No lo pude abrir. Mi hijo fue un ejemplo de coraje, esfuerzo y compañerismo. Pasaba la pelota, animaba a los demás y peleaba como el que más. El partido de su vida. Generosidad, confianza en sí mismo, capacidad de lucha. Yo, como padre con la boca abierta y como coach, alucinado.

XLa vueltax

Ya en el coche hizo la pregunta más importante de su corta vida: "Papa, ¿pasaré?". "Hijo, lo has hecho muy bien, pero es imposible. Estoy muy orgulloso de ti". Que típico, para eso soy coach. ¿No?

XEl resultadox

Llamé a los 20 días. "Ha pasado a la siguiente fase de las pruebas". Perdone, se llama Antonio Muñoz , se puede asegurar. "Qué sí señor, que ha pasado las pruebas".

Quién enseña más a quién, ¿un padre a un hijo o un hijo a un padre?