En las comidas familiares suelo "atosigar" a mis primos con conceptos, teorías y demás historias en torno al coaching. Pasamos tiempo en torno "a esto" y todavía no sabemos muy bien qué es esto del coaching.

Comíamos en Trujillo y se me ocurrió proponerles que imaginaran que yo lo sé todo y que puedo responderles a lo que quieran. Es decir, contestaría la verdad a cualquier pregunta que hicieran. Sólo les ponía una condición: "Primos, solo podéis hacer una pregunta".

XMIS PRIMOSx empezaron el juego haciendo preguntas filosóficas. Nacho , Carlos y Fernando preguntaron: ¿Hay vida después de la muerte? ¿Existe Dios? ¿Hay fin? ¿Cuál fue el inicio de todo? Tato en cambio puso el punto tétrico. ¿Cuál es la fecha de mi muerte?. Esta pregunta no se puede quedar huérfana. Se inició un debate de preguntas. ¿De verdad te gustaría saberlo? ¿En qué cambia tu vida si lo sabes? ¿Cambiaría para bien o para mal? Si lo sabes, ¿crees que podrías modificar el destino?

XHASTAx aquí el juego demostraba que las preguntas son mucho más importantes que las respuestas y siempre he creído eso. Los filósofos también. Las preguntas acceden a espacios en el cerebro a los que las respuestas jamás llegarían. La respuesta tranquiliza, la pregunta inquieta. Pero, ¿es verdad que las preguntas son más importantes que las respuestas?

Y entonces llegó Javier y preguntó: ¿Me puedes decir los números de la primitiva del próximo domingo? Y todos pensamos y algunos dijimos: "Qué primo más listo". Hicimos una votación y por unanimidad nos quedamos con la respuesta a esa pregunta.

Faltaron a la comida Alfonso , Fernando y Paco . En la próxima les preguntaré que qué querrían tener. Se iniciará el debate y empezaremos de nuevo con filosofía. Querría tener la posibilidad de volar.

Y tú, ¿Qué querrías saber?