«El problema es que Monfragüe va por temporadas. Hay días y fines de semana que no tenemos recursos suficientes para atender a tanta gente como viene y otros, sobre todo en invierno, en los que estamos tres y sobramos dos», cuenta Teodora Aceituno, la presidente de la Asociación de Turismo de Monfragüe (Atumon). Y en esos días de más o menos gentío, los visitantes se encuentran con el bar, restaurante y la tienda de recuerdos propiedad de la administración cerrados.

El edificio que alberga estos servicios está en el corazón del parque, en la calle principal de Villarreal de San Carlos. Esas instalaciones llevan cerradas desde diciembre del 2016, cuando se extinguió el contrato con su último adjudicatario. La Consejería de Medio Ambiente y Rural sacó el último concurso de explotación el pasado marzo, pero nadie ha presentado ni una oferta. La declaración de desierto del último concurso se publicó el pasado miércoles en el Diario Oficial de Extremadura y la alternativa de la consejería ahora es volver a iniciar un nuevo concurso de explotación. «Es una pena porque aunque hay días que no hace falta, otros sí vendría estupendamente que estuviera abierto, y lo peor es tener esas infraestructuras que costeamos entre todos cerradas», lamenta Aceituno.

Para la presidenta de la Federación Extremeña de Turismo Rural (Fextur), Victoria Bazaga, que nadie opte por explotar esos recursos «es sorprendente» y supone un «fracaso». «El asunto tiene una lectura muy complicada. Desconozco las condiciones de explotación, pero al final cada vez que prescindimos de un producto o servicio sobre todo en el medio rural lo que estamos perdiendo es rentabilidad. Y eso afecta hasta el punto de que luego en las redes sociales dirán que no había muchas alternativas allí», explica.

Bazaga recuerda que en Villarreal de San Carlos hay dos bares restaurantes y uno de ellos dispone de una pequeña tienda con productos típicos extremeños, pero «no podemos olvidar que si queremos ser un destino turístico como un parque nacional nosotros tenemos que tener servicio ad hoc, es decir, a las circunstancias de un parque nacional», advierte. A su juicio, este paraje natural debe estar más abierto en las posibilidades a la economía privada. «Los empresarios muchas veces no llegamos a invertir en esos sitios porque las trabas que se nos ponen son muy altas y hay que ver por qué razón no se han abierto más establecimientos en el entorno. Creo que el parque nacional tiene muy pocas posibilidades de inversión de la empresa privada, al menos si la normativa no ha cambiado, y debe obligarse a disponer de todos estos servicios de cara al púlico».

El último concurso de explotación de estas instalaciones salió el pasado febrero por un periodo de 24 meses y un presupuesto de 56.000 euros. El pliego establece que el establecimiento, con hasta 56 plazas de comedor, debe estar abierto todos los días del año, excepto en Navidad, Año Nuevo y Reyes, aunque puede permitirse el cierre otras fechas autorizadas previamente por la administración. «En periodos de mínima afluencia de visitantes se permirá cerrar un día a la semana».