El arzobispo de Mérida-Badajoz, Antonio Montero, califica como "anomalías" situaciones como la convivencia de las parejas de hecho, a las que equipara con las "uniones de temporada y hastío" y con "las paternidades de probeta y laboratorio con residuos de embriones". Así lo señala Antonio Montero en la sección Carta del Arzobispo , de la publicación diocesana "Iglesia en Camino", recogida por Efe y que el arzobispo de Mérida-Badajoz titula El arte y el riesgo de convivir .

En su misiva, en la que recuerda las dificultades que conlleva, la vida en pareja, Antonio Montero destaca la importancia de la familia "en cuanto a núcleo entrañable del modelo más rico de convivencia" y dentro de ella a la pareja matrimonial "en la que se construye o se destruye, más que en ningún otro espacio, lo que ahora llaman convivencia de género".

Para Montero, que afirma que sólo entiende por matrimonio "a la pareja estable de varón y mujer, sancionada legalmente", existe "por desgracia, como en la luna, la cara oculta de la familia". En este sentido, cita a las parejas "que a la primera de cambio, en una disputa conyugal, dan al traste con la convivencia" y reseña "anomalías" como "las parejas de hecho, a veces unisex, las uniones de temporada y hastío, las cohabitaciones cerradas a la vida, y las paternidades de probeta y laboratorio con residuos de embriones y, si se tercia, con vientres de alquiler".

El arzobispo finaliza su carta recordando "los infiernos conyugales", a los que se refiere como "plaga", y que, en su opinión, "están minados muchas veces por el alcoholismo y la droga".