La movilidad de los extremeños está ya en unos niveles similares a los de antes de la crisis sanitaria. De hecho, prácticamente la mitad de los días para los que hay registros en este mes de julio (hasta el 20) han estado ya por encima de esos umbrales. El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana ha venido analizando en los últimos meses los desplazamientos de los españoles tanto durante todo el estado de alarma como con posterioridad, en el periodo de progresiva desactivación de las medidas restrictivas impuestas para controlar la pandemia del coronavirus.

Para ello, y con el posicionamiento de los teléfonos móviles como principal fuente de información, este departamento va comparando la movilidad diaria con la de una semana tipo equivalente previa a la crisis, que es la del 14 al 20 de febrero de este año, y utilizando como unidad de medida la de viajeros-km (que se obtiene de multiplicar el número de los primeros por la distancia kilométrica que completan). La comparación no es, por tanto, uniforme, al tratarse de meses diferentes —la movilidad general suele ser superior en el periodo estival— pero permite apreciar claramente cómo, al menos en este aspecto, en las últimas semanas se ha ido recuperando algo parecido a la normalidad, gracias en buena medida a la vuelta al trabajo presencial y al buen tiempo.

Caída en picado

El sábado 14 de marzo, el día en el que el Gobierno aprobó declarar el estado de alarma en todo el territorio nacional, los desplazamientos bajaron ya hasta un 55,4% de la fecha de referencia, y ese domingo hasta un 33,7%. Sin embargo, aún quedaban bastantes días hasta tocar suelo, algo que sucedió el viernes, 10 de abril, con un 15,2%.

Fueron registros del periodo más duro del confinamiento. Posteriormente, el calendario con el que la región fue cambiando de fases, con la suavización de las medidas de control, se fue traduciendo también en un progresivo aumento de la frecuencia y longitud de los movimientos de los extremeños.

Por ejemplo, si durante los más de cuarenta días que van desde el 1 de abril hasta el 11 de mayo, cuando se entró en la fase 1, apena en siete de ellos se pasó del 50% del valor de referencia, en los cuatro primeros que transcurrieron a partir del cambio de etapa se logró sobrepasar el 60%. Algo parecido sucedió con la fase 2, pero esta vez superándose el 70% en las primeras jornadas que estuvo en vigor, desde el 25 de mayo. El siguiente decil, el del 80%, únicamente comenzó a rebasarse con la fase 3, iniciada en la comunidad autónoma el 8 de junio y que a partir del día 15 permitió la posibilidad de viajar entre las dos provincias extremeñas. Justo una semana después de esa última fecha, otro lunes, se volvió a estar de nuevo por encima del cien por cien.

Lógicamente, en todo este tiempo el tránsito interior ha estado muy por encima de las salidas y entradas en la región, que los fines de semana llegaron a desplomarse por debajo del 5%. Con el cambio de quincena, el miércoles 15 de julio las salidas llegaron a estar en un 149% y las entradas en un 140%.

En esta misma línea, las estadísticas muestran cómo los descensos han sido mayores conforme aumenta la distancia de los desplazamientos (el análisis arranca en la horquilla que va de 0,5 a 2 kilómetros y acaba en la de los viajes que superan los cien).

En el caso de los recorridos entre las dos provincias extremeñas, tuvieron su punto mínimo el domingo 5 de abril, con un 7%. El día antes de que se levantara la prohibición de hacerlos se estaba en el entorno del 20% La jornada siguiente, se alcanzó un 105,2% en los de Badajoz a Cáceres y un 109,1% en los de sentido inverso.