¿Cómo puede una empresa extremeña de solo ocho empleados hacerse con el concurso internacional para el diseño de un sistema de iluminación exterior con energía solar en Nigeria? Las claves están en el ingenio, el trabajo, la ilusión, el atrevimiento y, por qué no decirlo, la necesidad. Necesidad de buscar fuera las oportunidades que, debido a la crisis, no se encuentran en España. Pueden contarlo los componentes de Solaria Energías Renovables, una joven consultora (joven porque nació en el 2006 y por la edad de sus ocho empleados), que hace un año probaron a dar el salto al mercado exterior, se presentaron a la licitación para una auditoría energética y el diseño de un sistema de alumbrado externo en la sede de la Comunidad Económica de Estados de Africa Occidental (Ecowas), y ganaron. "Desde entonces no hemos vuelto a conseguir ninguna adjudicación internacional, pero no dejamos de intentarlo", explica, sonriente, Rafael Campillo, director de Relaciones Internacionales e I+D+i de esta pequeña compañía cacereña.

Solaria ha sido protagonista esta semana de las jornadas informativas sobre el programa de Iniciación a la Licitación Internacional (ILI), de las Cámaras de Comercio. Su experiencia ha servido de ejemplo a decenas de empresarios extremeños que han mostrado su interés en Cáceres y Badajoz por abrirse a nuevos mercados fuera del país. Solaria participó en la edición del 2010 y, tras su exitoso estreno en el oeste de Africa, es hoy referente para la divulgación del programa.

El ILI selecciona cada año un número determinado de empresas de las zonas de menor convergencia económica del país. El objetivo es prestarlas apoyo, asesoramiento profesional y formación para que participen en licitaciones internacionales a lo largo y ancho del planeta. Da igual cuál sea el tamaño y el sector en el que opere. Seis empresas de la región se beneficiarán de esta iniciativa durante esta edición, tres en la provincia de Cáceres y tres en Badajoz.

Víctor Gragera, responsable de Comercio Exterior de la Cámara de Comercio de Cáceres, explica que hasta ahora la participación de empresas extremeñas en licitaciones en el extranjero ha sido pequeña. Y aunque no maneja cifras, sino que utiliza como termómetro el volumen de trabajo que recibe, asegura que cada vez son más las que se animan a dar el paso, agobiadas por la crisis y la falta de obra y concursos públicos en España. En este sentido, hay datos reveladores de la mala situación del mercado nacional: en la primera mitad del año se han licitado en la región obras públicas en el ámbito de la construcción por por valor de 172 millones de euros, un 58% menos que en el mismo periodo del 2010. Antes de la crisis, la cifra se movía en torno a los 500 millones por semestre.

Fue esa falta de oportunidades, en su caso por el parón en los proyectos de energía fotovoltaica de la región, la que empujó a Solaria a acudir a mercados exteriores. "La mayor dificultad con la que se puede encontrar una empresa extremeña es el desconocimiento, enfrentarse a un mundo novedoso, y la barrera idiomática. El programa pretende minimizar ese efecto intimidador con el apoyo de personal técnico de las Cámaras y el programa ILI", explica Gragera. Entre otros recursos, este programa aporta al empresario un asesor especializado en mercados internacionales, que trabaja in situ y codo a codo con la compañía para identificar oportunidades de negocio, preparar ofertas públicas y participar con ciertas posibilidades en concursos a los que concurren empresas de todo el mundo. Solaria lo probó el año pasado y el balance es positivo porque su caso demuestra que las pymes extremeñas pueden hacer negocio en cualquier parte del planeta.