Maite Mateos, de 22 años de edad, ha decidido trabajar durante todo este verano en el campo para poder pagarse sus estudios y ayudar algo en casa. Está cursando un ciclo formativo de grado superior de Informática en un centro privado de Villanueva de la Serena, pero reside en la localidad cercana de Entrerríos, así que, además "tengo que pagar la gasolina para desplazarme hasta el centro".

Cuando tenía 18 años, también recurrió a un empleo estival en una central en la que seleccionaba y envasaba fruta, pero hasta ahora nunca había trabajado en pleno campo. "La verdad es que es bastante duro, pero no me queda otra, tengo que hacerlo". En estos meses comparte empleo con su madre y sus tíos en Tany Nature, una de las principales industrias agroalimentarias de la región. Su jornada es de lunes a sábado, unas siete horas al día. La recolección comienza antes de las siete de la mañana, para evitar las altas temperaturas, y suele terminar sobre la una del mediodía.

Actualmente se dedica principalmente a recoger melocotones y ciruelas, que son exportadas a cualquier lugar del globo. Maite confiesa que no le ha quedado otras que hacerse a la idea que de el verano lo pasará entre frutales, al menos por las mañanas. "Si quiero seguir