Da igual que escuche a los Rolling , a los Kinks o a los Extremoduro . Si tu hijo tiene siete años y te pide asistir a un directo en un espacio cerrado tendrá que esperar a cumplir los 18. ¡El niño no puede pasar! Esa es la frase más repetida en una sala de conciertos cuando dirigentes se aproxima un menor a la entrada de un garito, entrada en mano, en el que toca su grupo favorito.

Hasta ahora, salvo en dos comunidades que levantaron la prohibición hace unos meses, Madrid y Aragón, sigue vigente el artículo 10 de la ley de convivencia y ocio en el resto del país. El argumentario de la norma estriba en la necesidad de proteger a los menores del acceso al alcohol en las salas de conciertos, discotecas y otros espacios. Amparado en la plataforma madrileña Queremos entrar , nace en Extremadura el colectivo Menores a los conciertos , una asociación recién nacida que aglutina ya a más de un centenar de padres, madres, artistas y profesionales del sector. La voz es unánime: aunar fuerzas para que los más pequeños también puedan estar en primera fila para ver a sus grupos favoritos. Manuel Márquez-Zurita, portavoz de la plataforma ciudadana, insiste en que "las salas, aparte de espacios de ocio, son centros de manifestación cultural". En ese sentido, lamenta que en Extremadura existan "un buen número de espacios repartidos" que se "encuentran en la situación de no permitirles la entrada aunque vayan acompañados de adultos". Asevera que este hecho supone "una negativa al acceso a la cultura". Para defender el argumentario del colectivo apela a la Carta Europea de Derechos del Niño, a la Convención de los Derechos de los Niños de Naciones Unidas, que "recoge el derecho de participar en actividades sociales, culturales y artísticas".

Las propuestas que lanzan ya están en vigor en otras comunidades que han dado luz verde a que los menores puedan ver música en directo en espacios cerrados. Entre ellas, se encuentran identificar debidamente a los menores al entrar al recinto --propone pulseras--, que los más pequeños vayan acompañados en todo momento por un responsable, que abandonen el espacio en cuanto finalice la actuación o instar a los establecimientos que sean responsables con la publicidad que incite al consumo de estas sustancias.

De momento, Márquez-Zurita pone de manifiesto a este diario que existe sinergia entre diferentes plataformas que mantienen los mismos intereses como la madrileña Queremos entrar y asevera que ya han iniciado los contactos con los grupos de la Asamblea extremeña para trasladarle la propuesta y destaca el "interés" que han mostrado en "estudiar" el proyecto. No obstante, no será hasta septiembre cuando comenzarán a reunirse con los responsables políticos. La puerta de la sala queda entonces en el aire hasta que pase el parón de verano.