«Lo que no se nombra no existe y cuando en nuestra forma de hablar usamos el masculino genérico como norma invisibilizamos a la mitad de la población», fue el argumento que esgrimió ayer en Mérida la directora del Instituto de la Mujer de Extremadura (Imex), Elisa Barrientos, para presentar una guía que tiene como objetivo luchar contra el lenguaje sexista dentro de la Administración regional. «Se trata de ir más allá de las terminaciones en -os y -as para aplicar las medidas necesarias que permitan alcanzar la igualdad efectiva», subrayó. Y agregó que una de las recomendaciones más repetidas por las unidades de igualdad en sus informes de impacto de género es mejorar el uso de las palabras porque en muchos casos excluye a las mujeres a la hora de elaborar las normas y disposiciones.

El nuevo manual lleva por título Lenguaje no sexista en la administración pública en Extremadura. Realmente es una actualización de una guía que existe desde el año 2009, pero esta vez se propone un formato más práctico para facilitar la consulta.

Se estructura en tres partes: una dedicada a las normas que obligan a usar ese tipo de lenguaje (como el Convenio de Estambul de 2011 o el Pacto de Estado de 2017); una segunda con un listado de directrices para usar un términos no discriminatorios en la administración con casos prácticos; y una tercera que incluye una completa bibliografía con conceptos que ayudan a entender la defensa de la igualdad de mujeres y hombres así como manuales que han servido también de referencia de otras comunidades autónomas.

Las opciones

En las recomendaciones sobre palabras concretas, se ponen ejemplos como la utilización y el fomento de la ciudadanía en lugar de los ciudadanos, considerado más inclusivo. Lo mismo ocurre con el hombre / la humanidad, los alumnos / el alumnado o los técnicos / el personal técnico. O el caso de ciertos cargos que aparecen en las puertas de los despachos: jefe de estudio / jefatura de estudio. La segunda opción se contempla como no discriminatoria.

Pero el manual va más allá. Insta a incluir en los discursos, los textos y las memorias oficiales información sobre las mujeres: sus opiniones, necesidades, datos de su presencia...

Y que cuando se lleve a cabo cualquier estudio, medida o normativa, haya una pregunta en la base del planteamiento: «¿Afecta por igual a ambos sexos esta política o las recomendaciones sugeridas por las personas que investigan?».

Más cuestiones que se plantean en esta guía: «Realizar los tratamientos de manera similar; a menudo se suele nombrar a las mujeres por su nombre de pila y a los hombres por su apellido» y «evitar el tratamiento de señorita que sugiere que las mujeres no tienen personalidad por sí mismas, sino que adquieren la categoría de señoras en función de su estado civil».

Sexismo lingüístico

También se incluyen ejemplos de sexismo lingüístico: «Al acto podrán asistir los diputados acompañados de sus mujeres». Da a entender que son ellos quienes ostentan siempre los cargos importantes de poder y ellas quedan relegadas a un segundo plano. Excluye que también existen diputadas y maridos que acompañan. Algo similar ocurre con la expresión: «Los trabajadores y sus mujeres». La propuesta es cambiarlo por: «El personal de la empresa y sus parejas».

Junto a la presidenta del Imex, al acto de presentación de la guía Lenguaje no sexista en la administración pública en Extremadura asistió también la directora general de Función Pública, Carmen Vicente, así como representantes de las unidades de igualdad de la Junta.

Vicente agradeció el trabajo de estas unidades de igualdad «porque permiten la transversalidad de estas políticas».