¿Porqué leemos tan poco? Más de la mitad de los habitantes de Extremadura --la región con mayor ratio de bibliotecas por ciudadano-- no toca un libro casi nunca. Esta contradictoria afirmación surge de cruzar los últimos datos del informe de hábitos de lectura y compra de libros de la Federación de Gremios de Editores de España y el que publica la Junta sobre esta misma cuestión. Así lo denunció ayer el presidente de Nuevas Generaciones en Extremadura, el popular Juan Parejo, y lo reconoció también el director general de Promoción Cultural, Javier Alonso de la Torre.

Pero este último aportó dos razones para justificar este fenómeno: "Por un lado, necesitamos un elevado número de bibliotecas por las características sociodemográficas de la comunidad, cuya población está muy dispersada por todo el territorio. Por otro, los usuarios las utilizan para consultar la información de distintas formas (internet, medios audiovisuales...), no solo para coger libros". Para Alonso, sin embargo, el auge de las nuevas tecnologías --"que tampoco es malo", apunta-- no es la principal causa del escaso índice de lectores que presenta Extremadura. "Lo que ocurre es que hay un sector de la población, las personas de mayor edad, que tuvieron difícil el acceso a la educación y, en consecuencia, jamás incorporaron el hábito de la lectura".

De este modo se justifica, a su juicio, que la región ocupe el último lugar en porcentaje de lectores, "pero si nos centramos en los más jóvenes (de 14 a 24 años), estamos incluso por encima de la media nacional". Diversos expertos en este ámbito consultados por EL PERIODICO coinciden con el director de Promoción Cultural en señalar este aspecto --la escasa escolarización de la población extremeña en el pasado-- con el escaso interés (en comparación con otras comunidades) de los extremeños por la lectura en la actualidad.

Lectores en aumento

"En cierta manera, tiene lógica que estemos a la cola en número de lectores, porque somos herederos de una economía agraria donde la gente tenía poco tiempo de ocio y empezaban a trabajar pronto, por lo que su nivel de estudios era bajo cuando no inexistente", reconoce Julián Rodríguez, escritor y editor extremeño. Pero enseguida indica que "hemos mejorado mucho y en los últimos años ha aumentado positivamente el nivel de lectura, como demuestra el evidente incremento del número de bibliotecas y librerías".

Como De la Torre, Rodríguez considera que "si bajamos en la edad, el nivel medio de lectura se equipara al resto de España". La misma opinión comparte un compañero del gremio, el conocido escritor extremeño Jesús Sánchez Adalid, quien estima que "el número de lectores va en aumento en la región, aunque eso no puede percibirse de la noche a la mañana, sobre todo cuando llevábamos atrás mucho tiempo".

Su experiencia como autor, desde luego, la califica como positiva y se considera "afortunado, porque tengo contacto con mis lectores a través de distintos foros", aunque reconoce que "es el punto de vista muy particular de un escritor de éxito". Menos triunfalista se muestra Rodríguez, por su parte, que reclama "más implicación" de las bibliotecas "con las pequeñas editoras, como la nuestra", si bien reconoce que "están haciendo un buen trabajo en el fomento de la lectura".

Y es que como asegura el director de la de Don Benito, Agustín Mohacho, "las bibliotecas no se llenan solas". En ese sentido critica que "hay algunas, en poblaciones muy pequeñas, donde no hay ninguna inversión", cuando es necesario "poner al frente de ellas a personal capacitado y atraer al público como sea". Para Mohacho, aparte del factor edad (aventura que en "determinados sectores sociales, como los universitarios o los escolares" no existen tantas diferencias en número de lectores), también influyen otros como "la falta de cultura lectora familiar" o "los nuevos medios de entretenimiento".