TEtl pasado domingo falleció un joven trabajador en las instalaciones de la empresa Ferromallas, perteneciente al Grupo industrial Alfonso Gallardo. En primer lugar, queremos mostrar nuestro pesar y apoyo a la familia del compañero fallecido, y deseamos que la desgracia ocurrida no vuelva a repetirse.

Tras esto queremos dejar constancia de que las exigencias crecientes de la normativa laboral y el esmero, igualmente creciente, de las propias empresas, los sindicatos y los trabajadores, han reducido sustancialmente los accidentes laborales, si bien no los han erradicado. No obstante, y pese a no estar conformes, hemos de reconocer que los accidentes laborales en el grupo constituyen hoy una sorpresa y cada día se enmarcan más en el capítulo de lo verdaderamente accidental, porque la revisión de los sistemas de seguridad es permanente y porque cada accidente muestra el camino a seguir para evitar otro igual o parecido.

A pesar de la dificultad añadida a la formación en prevención que suponen la falta de tradición empresarial en la región en sectores como el del Grupo Gallardo y el elevado número de empleados (unos 1.600), desde la aplicación de la legislación en materia de seguridad y salud en las empresas del grupo, se ha apreciado un notable descenso en los datos de siniestralidad laboral y esta evidencia es reconocida por todos los miembros de los distintos comités, incluidos los representantes sindicales. El descenso en la siniestralidad, con el que no nos conformamos, es muy importante, sobre todo si, como es el caso, se trata de una actividad industrial incluida en el Anexo I del Reglamento de los Servicios de Prevención: es decir, una actividad de alto riesgo.

Así pues, cuando en un grupo empresarial como el que me afecta se cumplen escrupulosamente todas las normas, cuando se atienden puntualmente todas las sugerencias, si a pesar de todo, se produce un accidente laboral, la responsabilidad no puede individualizarse ni residenciarse en una de las partes. Si la responsabilidad de la prevención es colectiva, también debemos colectivizar la responsabilidad de los riesgos y accidentes. Desde el grupo industrial se ha venido reiterando, y lamentablemente debemos volver a hacerlo, que la seguridad laboral es una labor de todos los miembros de la empresa, sea cual sea su nivel o función dentro de la misma.

La normativa legal, los comités de seguridad y salud y el servicio de prevención, no pueden garantizar por sí mismos la seguridad laboral porque ésta, al final, depende de todos los miembros de la empresa, sea cual sea su nivel o su función dentro de la misma. Porque una imprudencia, una sola, puede anular todo el sistema y todas las previsiones contra la siniestralidad. ¿Cómo podemos evitar un accidente laboral, si se vulneran las normas esenciales, establecidas para impedirlo? Sucesos tan dolorosos y dramáticos como la muerte de un compañero trabajador, nos indican que no podemos bajar la guardia ni confiar exclusivamente en lo que hemos avanzado, pero tampoco podemos olvidar lo logrado, ni las mejoras continuas, incluso más allá de lo exigido, que han posibilitado la reducción del número de accidentes y la gravedad de los mismos. En nuestras manos --en las de todos- está señalar las anomalías y deficiencia para poder corregirlas.

*Jefe Servicio Prevención Grupo Industrial AG