Ingeniera química en Ucrania, con 17 años de experiencia en puestos de alta dirección, trabajos para la KGB y "de alto secreto" y empleada de hogar en Extremadura. Liliana dejó su alto nivel de vida y un trabajo indefinido en su país para dar un futuro a su hija, que hoy es profesora de inglés en Cáceres. Hace 13 años cogió la maleta, sola y sin saber español, pero convencida de que fuera de Ucrania viviría mejor. "Allí solo existen promesas electorales". Hace diez años se vinieron tras ella su marido y su hija y hace cuatro, también su madre. Ya no quiere moverse de su casa de Aldea del Cano.

--¿Por qué eligió Extremadura?

--Llegué en el 2000 porque en mi país comenzó la crisis y la emigración. Tenía una amiga que ya estaba aquí y me comentó que se podría encontrar trabajo fácil y que había buen trato a la inmigración. Pasé por Barcelona, Alicante y Madrid, pero me gustó más Cáceres. Empecé a trabajar como interna en una casa cuidando a una persona mayor, aunque soy ingeniera química y tengo idiomas.

--¿Había desempeñado este trabajo antes, en su país?

--Nunca, siempre tuve altos cargos, pero necesitaba trabajar para traer a mi familia. Los tres primeros años estuve callada, luego intenté homologar mi título de ingeniera pero en diez años no he tenido respuesta. Dicen que no hay convenio entre los países, pero no me dan ni la oportunidad de demostrar lo que sé. En EEUU te hacen exámenes al menos porque aprovechan la experiencia de la gente. Aquí no, están acostumbrados a que vengan inmigrantes sin estudios y no nos aprovechan. Me ofende, porque somos inmigrantes, pero no somos iguales. Me siento discriminada, no por los extremeños, sino por el Gobierno.

--¿Ha pensado dejar España?

--No, mi hija ya ha terminado aquí su carrera, es profesora de inglés y trabaja en Cáceres. Pensaba primero en su futuro, para que saliera del país que vive solo de promesas electorales. Yo me resigno. Duele tener que bajar tu nivel de vida, pero lo hacemos por el futuro de mi hija. Mi marido está en la misma situación, también es ingeniero, pero trabaja de peón agrícola. El dice que ya no quiere ni oír hablar de ingeniería, pero yo he contratado a un abogado para que me den al menos una respuesta. Es más fácil conseguir la nacionalidad española que homologar un título.

--¿Se parece en algo la crisis de España a la de Ucrania?

--No. En mi país las prestaciones no duran tanto como aquí, solo tres meses, poco dinero y luego a buscarte la vida. Antes con las casas sociales que existían cuando formábamos la URSS (hasta 1991) solo pagábamos luz, agua y comunidad, pero luego la gente comenzó a comprar casas por el banco y también hay desahucios.

--Entonces sí hay cosas comunes...

--Algunas, pero mi gobierno no se preocupa tanto por la gente. En la URSS había mucha protección social, esto no pasaba jamás porque todo el mundo tenía trabajo siempre. La sanidad, la educación y las pensiones estaban protegidas y todo el mundo tenía casas del gobierno. Pero todo cambió. Aquí hay oenegés que ayudan a la gente, en mi país eso no existe, aunque ahora está apareciendo algo. Yo no voy porque me quedo enferma de pobreza, de desigualdad. Los niños son tratados como perros, los minusválidos son llevados a los orfanatos. Antes todo era avanzado, ahora solo hay habladurías. Y si no te gusta, el gobierno te dice que te marches. Así no hay futuro.

--¿Dicen que es un país inseguro?

--Sí. No me siento segura, hay más robos, aquí hay más seguridad. Además, a las seis de la noche no hay luces en la calle. Mi madre flipó cuando llegó a Madrid con tanta luz. Cuando yo lo vi por primera vez pensé que la ciudad estaba en llamas. Allí se encienden las luces de noche sólo una hora.

--¿Habría emigrado con la URSS?

--No. Nunca jamás porque yo trabajaba en un instituto de investigación militar de alto secreto. He firmado papeles con KGB, por eso no me gusta mucho ir, porque si algo cambia con esos papeles no salgo de allí. La URSS era estricta pero había seguridad y trabajo. Mucha gente lo añora.

--¿Cómo es el sistema sanitario?

--Gratis, entre comillas, porque todo funciona con sobornos. A mi madre le dio un ictus y estaba en la UCI en una habitación sucia y fría con cinco personas más. El médico te manda medicamentos en un papel de servilleta, tú tienes que comprarlos y pagarle cinco euros a la enfermera para que te lo ponga en el gotero. Para que le hicieran un escáner tuve que darle 50 euros al médico. Todo son sobornos, antes no era así.

--¿Qué se llevaría de España?

--La amabilidad y la alegría de la gente, que te escucha aunque no te pueda ayudar. Allí de tanto sufrir somos más grises y cerrados.

--¿Y qué se traería de Ucrania?

--El sistema educativo que exige mucho más que aquí. Tienes que estudiar cinco años en la universidad y luego trabajar tres para tener el título. Las becas son solo para los que aprueban. También me traería a los sindicatos, que allí sí defienden a los trabajadores, aquí solo a ellos mismos. En Ucrania todos somos sindicalistas y pagamos una cuota a UGT, pero no hay liberados, no sabemos qué es eso. Las reuniones se hacen después del trabajo. Aquí los sindicatos me sacan de quicio, son un circo.

--¿Echa de menos algo?

--Solo la nieve en Navidad.

--Algún tópico que haya tenido que desmontar...

--Que todos somos comunistas, ateos y bebemos vodka hasta la muerte. Todo es mentira. Yo tengo vodka en casa solo para hacer dulces y para las quemaduras.

--¿Se imaginaba que iba a emigrar y a vivir en España?

--No, he sido siempre una hija única rebelde. Me agobiaba el régimen de la URSS, porque soy una persona abierta, me gusta la gente, hablar y aprender de otras culturas. Mi madre dice que me parezco a mi bisabuelo, que emigró a Argentina antes de la II Guerra Mundial.

--La Eurozona quiere incorporar Ucrania a la Unión Europea...

--Sí, pero ahora hay más dependencia de Rusia que antes. Es difícil, hay una protesta porque el gobierno no quiere firmar ese pacto con la Eurozona porque Rusia dice que no porque somos un país estratégico para ellos. Mientras no tenga oleoductos se aprovecha de Ucrania, pero cuando no nos necesita nos tira como basura.