--¿Por qué se unió al Campamento Dignidad?

--Llevaba desde hace tiempo trabajando por la renta básica, con el colectivo La Trastienda. En febrero, comenzaba la tramitación de la ley regional de renta básica y quisimos visibilizar la demanda de que sea justa, que llegue a los 70.000 extremeños sin recursos.

--¿Cree que ha sido útil?

--Sí, ha dado sus frutos, porque la Junta hablaba de 1.500 beneficiarios y ya prevén entre 3.000 y 5.000. Creo que tiene que ver con la presión de la calle, porque mucha gente lo está pasando mal. Aquí, durante el día pueden pasar hasta 300 personas, aunque por la noche nos quedamos unos 15. Además, se ha extendido a otras ciudades, como Plasencia, Almendralejo, Badajoz y alguna más que puede surgir. La gente se suma de distintas maneras; por ejemplo nos traen comida (que otros nos piden), leña para calentarnos...

--Calor necesario porque el tiempo no ha estado de su parte.

--Sí, nos ha caído agua, granizo... Pero más grave es el temporal que sufre Extremadura. Es la región con mayor pobreza infantil, con más paro... Nos estamos empobreciendo a pasos agigantados, pero la gente está perdiendo el miedo a luchar. El miedo ha cambiado de bando como demuestra la salida de tono del presidente de la Asamblea de prohibirnos entrar (el miércoles), menos mal que rectificó, que se dio cuenta de que son mejores los acuerdos.

--Ante esa tensión creciente, ¿qué opina de los polémicos escraches?

--Creo que los realmente señalados son los más vulnerables, los parados, los injustamente tratados por los poderes económicos y políticos y por quienes no defienden a la ciudadanía. Los derechos humanos no se pueden continuar vulnerando.

--Con una defensa pacífica, ¿no?

--Claro, qué hay más pacífico que una tienda de campaña. Mira la vulnerabilidad que tenemos aquí para denunciar que los poderes políticos y financieros no pueden seguir atacando a la ciudadanía.

--Aquí sí, pero se han registrado intentos de agresiones a políticos.

--Eso lo lamentamos mucho y no tenemos nada que ver. Aunque algunos nos lo han querido achacar, el propio alcalde de Fuente del Maestre (en cuya casa intentaron prender fuego el 1 de abril) nos desvinculó de la agresión. Cuando hemos protestado, hemos ido a lugares públicos, de manera muy pacífica. Hemos puesto carteles de políticos, como ellos hacen en campaña. Somos pacíficos, siguiendo a Gandhi, pero él decía que debías defenderte si atacaban tu casa. Ahora las casas de muchos extremeños están siendo atacadas. Desde que nos lavamos la cara, pagamos impuestos; pues que rescaten a personas, no bancos.

--También han iniciado movilizaciones aparte de la renta básica, como la lucha antidesahucios.

--Está muy relacionado. Pedimos la renta básica, pero si alguien viene y dice que le van a echar de su casa, intentamos ayudar, y hemos parado desalojos. También nos hemos movilizado contra los cortes de agua por impago en Mérida, para los que se están buscando soluciones, o en sanidad, contra el copago.

--¿Qué responde a quienes opinan que algunos se les suman buscando su interés o que no pagan porque no quieren?

--Que no puedo creerlo cuando hay seis millones y medio de parados en España. Si alguien tiene seis millones y medio de empleos, yo los reparto, y si entonces alguien no quiere trabajar, aún habrá que demostrarlo. Pero con tanta gente en paro, 8.000 solo en Mérida, por qué van a estar en esa situación: por no querer trabajar o porque no hay trabajo.

--Queda poco para que se apruebe la ley de renta básica, ¿qué harán entonces?

--Tendremos que reunirnos para decidirlo, quizá se levante el campamento, pero seguro que seguiremos trabajando en temas sociales. Seguiremos defendiendo a la ciudadanía.