¿Una posible fuente de desarrollo económico o una amenaza contra la salud y el medioambiente? Casi una década después de que cerrase la última explotación de uranio del Estado, la de Saelices el Chico (Salamanca), la posibilidad de resucitar esta industria minera en España sigue generando polémica. Y Extremadura no es, ni mucho menos, ajena a ella, ya que dos multinacionales, la canadiense Mawson Resources y la australiana Berkeley Resources, han puesto sus miras en las reservas extremeñas de este mineral.

Según información facilitada por la Junta, actualmente ambas empresas tienen concedidos cuatro permisos para la investigación de yacimientos de uranio, todos en la provincia de Cáceres. Se trata de los emplazamientos conocidos como Quejigo (que se extiende por los términos de Acehúche, Ceclavín y Portezuelo); Olmos (Arroyo de la Luz, Brozas, Casar de Cáceres, Garrovillas y Navas del Madroño); Almendro (Bohonal de Ibor, Castañar de Ibor, Garvín, Peraleda de San Román, Valdecasa de Tajo y Villar del Pedroso) y Cáceres Oeste (Albalá, Aldea del Cano, Cáceres, Casas de Don Antonio, Sierra de Fuentes, Torreorgaz y Torrequemada). En los tres primeros casos, han sido obtenidos por la firma australiana Berkeley, mientras que el último de ellos lo solicitó Mawson. En la web de esta empresa se asegura que también cuentan con dos permisos de investigación que cubren tres áreas en las proximidades de Don Benito: La Haba, Corredor de la Guarda y Las Cruces-Manantial.

"Las condiciones son igual para todas las autorizaciones, durante tres años realizan la tarea de investigación o prospección para evaluar la posibilidad de explotación de la mina. Transcurrido este tiempo pueden solicitar una prórroga o directamente iniciar el trámite para la explotación", se explicaba ayer desde la Consejería de Industria y Medio Ambiente. Además de estas cuatro autorizaciones, están pendientes otras trece solicitudes, de las que nueve corresponden a la provincia de Cáceres y cuatro a la de Badajoz.

El interés por explotar las reservas de uranio españolas ha comenzado a resurgir a causa del progresivo encarecimiento del precio de este mineral y después de que varios Gobiernos hayan dado vía libre a la construcción de nuevas centrales nucleares o barajen la posibilidad de hacerlo. El físico nuclear Francisco Castejón, del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), dependiente del Ministerio de Industria, sostiene sin embargo que, a día de hoy, este tipo de explotaciones no sería rentable en España.

A su juicio, lo único que ambas multinacionales pretenden es especular y tomar posiciones sobre los yacimientos para abrirlos tan solo si el precio de este mineral se dispara. Según Castejón, la dispersión y la profundidad que presenta el uranio en la península Ibérica hacen que solo fuera rentable su explotación con un precio del uranio tres veces el actual, algo que, apunta, apenas si podría conseguir una "campaña masiva de instalación de nuevos reactores nucleares en el mundo".

Este experto del Ciemat, miembro también de Ecologistas en Acción, hace referencia además a los posibles "impactos" que la extracción del uranio tendría en la salud de las personas (tanto trabajadores como de las poblaciones cercanas) y el medioambiente. En este sentido, hace referencia a dos estudios del Instituto de Salud Carlos III, del Ministerio de Ciencia e Innovación, en los que se afirma, según Castejón, que "la posibilidad de contraer cáncer es hasta un 60% mayor en poblaciones cercanas a lugares en los que hay minas de uranio".