350 años de presencia ininterrumpida del colegio seminario San Atón le han hecho merecedor de la máxima distinción extremeña, que el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, Julio Márquez de Prado, entregó anoche a Francisco González. "Fueron las casas de un canónigo en 1664 las que acogieron a los primeros seminaristas y desde entonces hemos tenido siempre la misma misión: educar a niños y jóvenes, difundir los valores humanos y cristianos y formar sacerdotes", recordó el rector del colegio. A la Iglesia que sostiene el centro, a todos los que han pasado por él y a Dios, "origen, guía y meta de nuestra vida", agradeció este reconocimiento, "un honor". González animó a los extremeños a visitar los tesoros que cobijan: la biblioteca con más de 43.000 volúmenes, la colección de monedas y el archivo histórico, "aunque el mayor tesoro son los extremeños".