Poca rentabilidad, un escenario de precios «ruinosos» y a la baja, el incremento de los costes por la falta de lluvias y la consiguiente caída de las producciones están obligando a los agricultores extremeños a buscar alternativas al cultivo del cereal tradicional. Muchos han optado por el pistacho, el almendro o el olivo, pero otros han visto un nuevo filón en la colza, ese producto endemoniado en el mercado español pero de gran éxito en Europa y con nuevas oportunidades en la fabricación de piensos y biocombustibles.

Según los datos de evolución de las superficies agrarias facilitados por el Instituto de Estadística de Extremadura, el cultivo de la colza se ha triplicado en Extremadura en cinco años. Su presencia sigue siendo residual en comparación a los cultivos hortícolas, la fruta, el maíz o el arroz, pero si en 2013 apenas se sembraron 336 hectáreas de colza, en 2017 (último dato disponible) eran 1.845, lo que supone un aumento del 343%. La producción actual supera las 3.200 toneladas, frente a las 478 que se obtuvieron hace cinco años. Su principal destino, la fabricación de piensos y también aceite, pues aunque en España aún pesa el estigma de la crisis sanitaria de 1981, en Europa se trata de un producto con gran aceptación.

Menos inversión

«La colza es un cultivo que no tiene tanto gasto, no requiere tantos tratamientos como los herbáceos, los cereales o el trigo. La inversión es menor y la rentabilidad, mayor», explica el secretario regional de UPA-UCE, Ignacio Huertas. Las Vegas del Guadiana y sobre todo, la Campiña Sur, son las zonas en las que más colza se está sembrando actualmente.

Antes del año 2.000 los cultivos de colza alcanzaban una superficie importante en Extremadura porque esta oleaginosa contaba con ayudas específicas, pero cuando estas desaparecieron pasó a ser algo residual y así se ha mantenido desde entonces hasta aproximadamente el año 2016, que es cuando las estadísticas reflejan un mayor repunte.

Sin embargo, desde UPA-UCE no creen que la colza vuelva a recuperar todo el protagonismo que tuvo en su día ni que la región se tiña de campos amarillos, aunque ahora funcione bien como cultivo rotatorio al trigo. En la misma línea se expresa el presidente de Apag Extremadura Asaja, Juan Metidieri, que apunta que ese nuevo boom lo están ocupando ya otros cultivos como el pistacho, el almendro o el olivar. «El cereal está desaparecienco y desde hace dos o tres años estamos poniendo encima de la mesa otras alternativas para diversificar el campo extremeño», apunta Metidieri, que aboga por esperar a ver cómo funciona la implantación de este cultivo.

Galicia y las dos Castillas son otras regiones que también se han apuntado a la ‘moda’ del cultivo de la colza, aunque en el caso gallego sobre todo para fabricar biocombustibles, H