Fueron el centro neurálgico de muchos municipios y aunque en la era de los supermercados y la compra por internet están en decandencia, los mercados de abastos cuentan con numerosas ventajas competitivas (calidad de los productos frescos, trato personal, ubicación, etc.) y la Junta se ha propuesto recuperar el papel que desempeñaban antes para convertirlos en «puntos de encuentro y una referencia en la cultura local». Con este fin, en el año 2017 se puso en marcha una novedosa línea de ayudas para que los municipios pudieran acometer obras de mejora en estos espacios, subvenciones que han cosechado un gran éxito y que hasta la fecha han llegado a la mitad de los mercados de abastos.

La convocatoria de 2019 se aprobó el pasado martes en Consejo de Gobierno con un importe total de 1,15 millones, lo que supone un incremento de 350.000 euros respecto a la de 2018, que agotó los 800.000 disponibles. Según los datos facilitados por la Consejería de Economía e Infraestructuras, el año pasado se presentaron 32 solicitudes para estas ayudas y 10 obtuvieron la subvención de la Junta. En esta ocasión, la previsión es apoyar la ejecución de proyectos en 15 o 20 mercados. La subvención se destinará a costear proyectos de mejora, modernización o rehabilitación de mercados de abastos, incluidos los gastos de redacción de proyectos de obra. Entre otros gastos, se incluyen los de reforma, instalaciones y equipos, eliminación de barreras arquitectónicas, equipamiento, decoración, iluminación o seguridad.

De todos los proyectos, el departamento que dirige Olga García destaca las obras de mejora del mercado de abastos de Villanueva de la Serena: en una primera fase se sustituyó la cubierta del edificio y en una segunda, que empezará en breve, se llevará a cabo una renovación de las cámaras figoríficas. Así mismo, el alcalde, Miguel Ángel Gallardo, ha manifestado ya su intención de llevar a cabo un concurso de ideas para una reforma integral y que el edificio se convierta «en lugar de referencia para los ciudadanos».

Don Benito, Moraleja, Castuera, Almendralejo, Guareña, Zafra, San Vicente de Alcántara o Jerez de los Caballeros son otros de los municipios que se han beneficiado de estas ayudas. Para poder acogerse, es necesario realizar una inversión mínima de 10.000 euros, que el mercado tenga una ocupación de al menos el 35% y cinco puestos en funcionamiento. Las ayudas de la Junta cubren el 80% de la actuación, con un límite máximo de 100.000 euros. Se concenden en régimen de concurrencia competitiva y para ello se valoran requisitos como el nivel de ocupación del mercado, que abra todos los días de la semana, la variedad de productos que se ofrecen al consumidor más allá de los frescos o la eficiencia energética. Las ayudas se complementan con un programa de formación a través de Extremadura Avante en materia de cooperación empresarial y márketing para los tenderos.

Según el Ejecutivo, estos espacios son «un elemento clave para el desarrollo del comercio» y lo que se busca es recuperar y revistalizar su modelo, además de regenerar el entorno urbano de pueblos y ciudades. Un estudio realizado por la Junta en el año 2010 cifra en 65 el número total de mercados de abastos con que cuenta la región, que en su conjunto suman 1.118 puestos. Sin embargo, solo el 60% de estos mantienen su actividad actualmente. La mayoría son de reducida dimensión y se sitúan en los entornos rurales: el 63% están ubicados en localidades de menos de 5.000 habitantes.

Edificios singulares

Tradicionalmente, los mercados de abastos cumplían con el papel de garantes del abastecimiento a la poblaciónen general. Eran aglutinadores de una importante actividad económica y también social, pues eran los únicos emplazamientos que reunían en un mismo lugar una oferta variada en el campo de la alimentación, convirtiéndolo en un punto con gran afluencia de personas.

Su declive comenzó en los años 60 y 70 con la aparición de los primeros supermercados y la novedad que supuso el autoservicio. En los 80, con el despegue de los hipermercados, terminaron de perder su papel hegemónico en la atividad comercial de las ciudades. Sin embargo, los mercados de abastos también poseen numerosas ventajas: sus productos son percibidos como de mayor calidad y la relación con el cliente es más personal. A ello se suma la situación geográfica, ya que suelen ubicarse en el centro de los municipios.

Además, aunque la apariencia externa de muchos de los mercados pueda parecer decadente, normalmente se trata de edificios singulares, de gran valor arquitectónico y verdaderamente atractivos. Unas ventajas competitivas que, «unidas a una correcta política de revitalización, pueden devolverles el importante papel que desempeñaban en la actividad comercial urbana y convertirles en elementos de referencia en la cultura e identidad locales», dice la Junta.