Mejorar la financiación y recuperar el «ánimo» entre trabajadores y estudiantes. Estas son dos de las prioridades que se marca el nuevo rector de la Universidad de Extremadura, Antonio Hidalgo García. En su primera comparecencia tras ganar las elecciones al Rectorado en segunda vuelta con un 52,9% de los sufragios emitidos (un total de 4.504), el nuevo rector señaló que elaborar los presupuestos de la UEx para 2019 y reunirse con los decanos y los jefes de servicios serán sus primeras tareas.

A la espera de la proclamación definitiva de los resultados de las elecciones -el próximo 28 de diciembre- y de la toma de posesión -«como mucho a mediados de enero»-, Hidalgo aseguró ayer que se siente en una posición «relevante» para comenzar los contactos con la Junta de Extremadura para abordar el escenario presupuestario del próximo año. Explicó que la falta de financiación es uno de los principales problemas que sufre la universidad y aseguró que intentará que el capítulo 1, referido al gasto del personal de la UEx, «esté cubierto con fondos de la Junta». De esta manera, dijo, el dinero procedente de las tasas y matrículas se podrían destinar a los gastos corrientes de la institución. En la actualidad, la transferencia de la administración regional (100,9 millones de euros en el 2018) cubre algo más del 95% de la totalidad de los salarios de los trabajadores de la UEx.

En este sentido, Hidalgo también insistió ayer en la necesidad de modificar o aprobar una nueva ley de financiación que realmente se aplique, puesto que la norma que se aprobó hace cuatro años en «su actual redacción no está ayudando» y abogó por hacer mejoras «sustanciales». No obstante, a cinco meses de unas elecciones autonómicas, reconoció que no es esperable que «se pongan a hacer una legislación diferente» a la que hay.

Más allá del ámbito económico, el rector electo aspira también a mejorar la universidad y el ánimo entre sus profesionales y sus estudiantes. Afirmó que la UEx debe ser mucho más ágil y estar «mejor preparada administrativamente» para afrontar los restos pendientes así como aquellos afrontados en los últimos años y que «por el hecho de no ir preparando los procedimientos de manera adecuada, digital y todo eso, se nos están volviendo en nuestra contra», dijo. En ese sentido, aseguró que tanto el profesorado como el PAS (personal de administración y servicios) está «muy desanimado» por ciertas tareas que han asumido con la implantación del Plan Bolonia. «Quiero que vean que el equipo de gobierno que entra está implicado, que vamos a estar con ellos, que oiremos sus problemas, que intentaremos resolverlos», insistió en su comparecencia.