Siempre fue un fajador aunque pocas veces salió victorioso en las grandes lides. Felipe Martín, empleado del área administrativo en la Universidad de Extremadura en Badajoz, es abogado y uno de los impulsores del grupo Los Verdes en Extremadura. El mayor protagonismo lo alcanzó durante su etapa en el parlamento autonómico, donde actuó de coordinador de la coalición IU-Los Verdes, grupo parlamentario que colocó a un diputado en la presidencia. Pero el pacto con Cañada acabó mal por un problema de dinero --y también de protagonismos-- y su progresión política acabó.

Ahora resurge de sus cenizas y pretende colarse de concejal en el Ayuntamiento de Badajoz, bien siendo juez en la disputa entre Celdrán y Orduña, o siéndole necesario a la izquierda para acceder a la alcaldía.

Cierto es que Los Verdes cuenta con pocos medios, pero sí ha demostrado tesón en conseguir que su tenue voz llegue a la ciudadanía. Viendo que sus posibilidades son escasas, Martín ha sabido hurgar allá donde más daño hacía al poder, ya sea instigando en el caso Matías Ramos o defendiendo al promotor de un campo de golf.

El rector de la Uex también ha probado esta medicina y sabe cuánto daño puede hacer un simple sindicalista bien informado y con ganas de hacerse notar.