Lejos de sucumbir a los embalses construidos en las últimas décadas y a la dudosa calidad de las aguas, la nutria se ha convertido en una auténtica superviviente en Extremadura.

Un estudio desarrollado por la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) en su cuenca constata la "perfecta adaptación al medio" de este mamífero carnívoro. Tras unos años en los que la presencia de nutria iba descendiendo, sus poblaciones parecen haber ido en aumento, hasta tal punto que parece que está presente de forma importante en la práctica totalidad de las presas. Pese a ello, la CHG no se aventura a facilitar un dato sobre el número de nutrias en la cuenca del Guadiana.

Los trabajos realizados han consistido básicamente en técnicas de fototrampeo e identificación de rastros y huellas por parte de biólogos de la empresa Tecnoma y personal de campo de la CHG. Se pretendía así caracterizar las poblaciones de nutria y determinar su afección y adaptación a las diferentes infraestructuras hidráulicas. De dicho estudio se desprende que ha sido capaz de adaptarse a las infraestructuras realizadas, y si bien ocupa ahora hábitats donde cubre mejor sus necesidades básicas, también es capaz de ocupar zonas transformadas como, los tramos urbanos de Badajoz o numerosas zonas de cola de los embalses, cuencos de amortiguación (balsas a pie de presa que permiten amortiguar la caída del agua) e incluso canales de regadío.

Tradicionalmente la presencia de la nutria ha sido considerada como indicador biológico de la razonable calidad de las aguas y de la abundancia de poblaciones que constituyen la base de su alimentación, como peces, ranas o cangrejos de río. De ahí que el adecuado mantenimiento de los espacios de ribera y de los cursos de agua resulte fundamental.

El estudio, enmarcado en el Plan de Restauración Hidrológico Forestal, ha supuesto 105.000 euros de inversión.