Una cuarentena de pueblos de Extremadura tienen el honor de tener algún tejo como vecino. Se trata de un árbol singular y en peligro de extinción, del que apenas subsisten 500 ejemplares en la región -240 pies adultos y 287 juveniles de más de 50 centímetros-, todos en las comarcas del norte: el Valle del Jerte, La Vera, las Hurdes y el Valle del Ambroz.

Para intentar cambiar estos números, la Consejería de Medio Ambiente y Rural está elaborando un plan de recuperación del tejo (taxus baccata) cuyo fin es «asegurar el mantenimiento a largo plazo de la especie en todo su área de distribución actual dentro de Extremadura». Para ello, ha redactado una orden que regulará la puesta en marcha de este plan, que aún está en fase de proyecto y en exposición pública para recibir sugerencias.

Las duras condiciones que necesita este árbol para crecer y la acción humana están ligadas a los problemas actuales de conservación de esta especie, considerada sagrada en la antigüedad y relacionada con la cultura de los varones. El uso de ramos de tejo para bendecir en el Domingo de Ramos era habitual en algunas zonas del país y en algunos pueblos de Extremadura sus hojas eran arrojadas por los quintos a las mujeres con las que querían casarse a la vuelta de la mili. Si la mujer no aceptaba, echaban las hojas de tejo a otra y de ahí viene la expresión popular: echar los tejos o tirar los tejos.

Actuaciones previstas

El proyecto de recuperación de esta especie contempla las líneas prioritarias de actuación para los próximos años que se deberán seguir para evitar que el tejo siga siendo una especie en peligro y que se aplicarán de manera prioritaria en el norte de la región y en concreto en las poblaciones de Nuñomoral (Las Hurdes); en La Garganta, Hervás, Gargantilla, Casas del Monte y Segura de Toro (en Valle del Ambroz); en Tornavacas, Jerte, Cabezuela del Valle y Navaconcejo (en el Valle del Jerte); y en Aldeanueva, Guijo de Santa Bárbara, Losar, Viandar, Villanueva y Madrigal (en La Vera).

La primera de esas medidas consiste en reforzar el crecimiento de su población y la extensión de su área de ocupación a zonas donde su presencia ha sido histórica, como en Las Villuercas, donde está prevista una posible reintroducción.

La consejería quiere priorizar aquellos lugares donde las poblaciones de tejo no alcanzan los diez individuos y que son la mayoría de los 43 pueblos donde hoy en día se pueden ver estos árboles. Solo seis de estos municipios del norte presentan más de una decena de ejemplares de tejo; en la mayoría apenas queda vivo un ejemplar y solo en tres de estos municipios se concentra el 70% de los ejemplares en total.

«Los estudios realizados sobre la especie en Extremadura muestran una problemática típicamente asociada a especies longevas relictas al borde de la extinción. Se trata de pequeñas poblaciones cada vez más fragmentadas y aisladas, que muestran limitación polínica y dificultades en el reclutamiento de nuevos individuos. Cerca de la mitad de las poblaciones están formadas por un único individuo adulto y las poblaciones con varios ejemplares presentan un marcado desequilibrio en la relación de sexos, dando como resultado una baja producción de frutos», se explica en el texto. Hay que destacar que el tejo puede ser macho o hembra, es decir, que no están los dos sexos en el mismo pie.

Otras actuaciones para conservar la especie plantean establecer una restricción temporal del ganado vacuno y caprino en algunas zonas donde está presente esta especie, así como protegerla frente a los incendios forestales realizando fajas y/o áreas cortafuegos, compatibilizar los usos tradicionales con la regeneración natural de la especie y mejorar y ampliar el hábitat del tejo dentro de todo su área de distribución con el fin de mejorar su productividad y facilitar así su regeneración. Las introducciones en la naturaleza, especifica la norma, deberán realizarse siempre respetando la procedencia. El Banco Genético de la Biodiversidad de Extremadura deberá mantener material de reproducción del tejo (semillas, polen y material vegetativo) «con una muestra representativa de cada una de las poblaciones de esta especie en Extremadura».

Se intentará, asimismo, garantizar el mantenimiento del patrimonio genético de los tejos en la región: «no podrá utilizarse planta de tejo en ningún trabajo de repoblación en el medio natural, salvo las incluidas en este plan», se especifica.

Además, entre los objetivos del plan están implicar en mayor medida en la conservación de la especie a las personas que por su responsabilidad, ocupación, actividad o localización geográfica, intervienen en la toma de decisiones, inducen a hacer o realizan actuaciones que inciden en la conservación del tejo. El plan establece la necesidad de realizar campañas de sensibilización y concienciación tanto para escolares como para el público en general.

Por último, con este plan también se pretende incentivar ayudas en las fincas privadas dentro del área de distribución de la especie que presentando un hábitat potencial para la misma sean considerados de interés para la conservación de esta especie. Todas las actuaciones previstas deberán contar con un seguimiento que permita conocer si se están cumpliendo los objetivos. Por ejemplo, cada tres años se realizará un seguimiento individualizado de todos los ejemplares adultos y de los jóvenes que superen los 50 centímetros de altura.