Como cada mañana desde hace un mes, Irene, veterinaria contratada por la empresa Tragsa, consulta su planilla y busca la finca donde toca vacunar. Hoy es Los Castillejos, en Fuente de Cantos. Allí le esperan 800 pacientes , ovejas de más de tres meses, que deben ser protegidas de la lengua azul. En esa explotación la enfermedad no fue demasiado letal: murieron cinco animales, pero está dentro de la zona de focos más virulentos.

Tras enfundarse unos pantalones de goma para proteger la ropa del barro y colocarse la bata y los guantes, empieza el trabajo. Las ovejas son apartadas en grupos de 30 o 40 e introducidas en un redil. Allí, un operario sujeta a cada animal con una mano, mientras Irene lee en voz alta el crotal que la oveja lleva en la oreja y otro operario anota el número. Luego, la veterinaria utiliza una pistola de vacunación con capacidad para 25 dosis e inyecta la vacuna, al tiempo que el operario que sujeta al animal utiliza su brazo libre para marcar con espray la cabeza de la oveja.

Así una y otra vez entre el barro y las maniobras de las ovejas para esquivar la inyección. Irene indica que, en fincas grandes, puede vacunar hasta 600 animales por día, es decir, unos 15.000 al mes. Si la explotación tiene pocos animales, la media baja por el tiempo que se pierde en los desplazamientos. Habla poco --la empresa prefiere que los comentarios a la prensa se hagan desde la Junta-- y sin dejar de moverse entre las ovejas para buscar las que no están aún vacunadas.

En total, Tragsa ha contratado a 70 veterinarios para la campaña, a los que se unen los de las oficinas comarcales de la Consejería de Agricultura. En quince días, según la consejería, se ha logrado vacunar a casi 400.000 animales.

Aún queda mucha tarea por hacer, ya que la cabaña de ovino extremeño supera los cuatro millones de cabezas. Además, las vacunas se ponen en dos dosis espaciadas tres semanas, lo que supone ocho millones de pinchazos.

Una vez que se cubran las explotaciones de las zonas afectadas por la enfermedad los veterinarios pasarán a vacunar en las áreas que, esta vez, quedaron libres. Y todo esto tiene que terminarse antes de mayo, que es cuando el temido mosquito que propaga la enfermedad volverá a estar activo.