Si Luis Miguel García decidiera reabrir el próximo lunes Antigualla, su local de copas en Badajoz, apenas podría tener a 20 personas en el interior; si Juan Miguel Olmedo optará por levantar la persiana de Velvet, en Cáceres, tendría que prescindir de dos tercios de sus 280 personas de aforo permitido, según las restricciones establecidas para este tipo de negocios por le Ministerio de Sanidad, dentro del proceso de desescalada de los locales de copas: un máximo del 30% del aforo, sin poder usar la pista de baile y hasta el 75% en la terraza, si tienen o la solicitan y es viable. Pero eso solo da algo de margen a los que tienen terraza y desde el sector plantean que se amplíe el aforo permitido en interior hasta el 66% o buena parte de los negocios estarán abocados al cierre, según la denuncia de la Federación Nacional de Empresarios de Ocio, España de Noche. La estimación es que dos de cada tres pymes podrían echar el cierre como consecuencia de la crisis del coronavirus. En el sector reconocen que están preocupados por el futuro de su actividad dentro de la ‘nueva normalidad’.

«Podemos entender que haya restricciones, que se prime la seguridad e incluso que se aplace una semana la reapertura por ese motivo como se ha hecho en Extremadura. Pero entendemos que estamos en desventaja con otras actividades que han podido reanudar la actividad antes que nosotros y con menos restricciones.», lamenta el presidente de la Asociación Servicios Turísticos de Extremadura (Setex), Antonio Martínez, que forma parte además de la directiva de España de Noche. «No tiene sentido que no se permita usar la pista de baile en una discoteca. Es como si te dejan ir al cine, pero no te dejan ver la película», añade.

En la patronal del sector llevan dos semanas denunciando una situación que les está generando mucha incertidumbre y que ha clarificado poco el BOE extraordinario del pasado sábado, autorizando la apertura. Lamenta que sigue sin haber un plan de reapertura capaz de garantizar la supervivencia del sector y de salvar parte del verano. «Hay muchas terrazas de verano en los pueblos de la región que viven, precisamente, de abrir esos tres meses. Son muchos empleos y se les está poniendo por delante un futuro muy complicado», lamenta Martínez. Denuncia además que la falta de medidas «acordes a la realidad del sector» está favoreciendo que proliferen otras prácticas como botellones o fiestas en domicilios «donde hay menos garantías de que haya un cumplimiento de las medidas de seguridad». «Es una pena, porque en el fondo parece que hay desconfianza del sector. Porque hay gente, unos pocos, que le dan mala fama. Pero la mayoría son empresarios responsables con su trabajo, serios y profesionales», lamentan desde la patronal. Los colectivos de hosteleros de Cáceres y Badajoz, entienden igualmente, que la situación a la que se aboca al sector es complicada.

Una semana más tarde

Los locales de copas de la región son los únicos de las zonas que están en fase 3 que no han podido abrir aún, porque la Junta de Extremadura ha decidido posponerlo una semana para ver cómo evoluciona desde el punto de vista epidemiológico la primera semana de esta etapa. «Que se retrase me parece entendible. Lo importante es la seguridad ahora mismo. Yo mismo prefiero abrir cuando sea posible hacerlo con garantías. Mejor eso, que lo que me permiten ahora que es tener a gente en el local que no puede interactuar. No tiene sentido», argumenta Juan Miguel Olmedo.

A esos condicionantes se une además las reticencias que hay aún en la gente a compartir espacios cerrados. «Yo sé que si abro ahora voy a tener pérdidas. Mi única duda es cuánto voy a perder teniendo en cuenta que para las 80 personas que voy a poder atender, voy a tener que sacar del ERTE a los 12 trabajadores. Y asumir de nuevo todos los gastos paralizados», cuenta. En su caso podría plantear al ayuntamiento instalar una terraza en la plaza de Albatros, que es peatonal. Pero no lo contempla «en ningún caso», subraya».

Antonio Castillo sí que ha propuesto al ayuntamiento poder disponer de terraza este verano para abrir su local, que con la limitación apenas podrá tener a 20 personas. Regenta el Ku, en Badajoz, en la plaza de Santa Marta. «Si no tengo terraza no voy a poder abrir. El verano va a ser un desastre», dice.

Mas complicado lo tiene Luis Miguel García, al frente de La Antigualla en Badajoz. Ni se plantea solicitar terraza y aventura un verano «muy duro». «¿Si la gente no puede ir a un local a bailar y pasarlo bien, a qué va a ir?», plantea. Y se queja de «la incertidumbre en la que vive el sector. «Entiendo que la salud pública sea lo primero. Pero da la impresión de que están jugando con el sector».