Le llaman la ‘fábrica de la ilusión’ y ha vuelto a ponerse en marcha. El Centro Logístico y de Producción de la Once acaba de activar su rotativa para imprimir los 5,5 millones de cupones que constituirá la primera remesa tras el confinamiento. Regresarán a las calles el 15 de junio con un mensaje, ‘Volvemos... los iguales’, en referencia a los 19.000 vendedores de la organización que retornan a sus puestos de trabajo tras tres meses sin sorteos. De ellos, 500 residen en Extremadura y ya se están preparando para repartir la suerte, eso sí, con medidas de seguridad para protegerse a ellos mismos y proteger a los demás.

El cupón de la Once es mucho más que un juego de azar. «Su venta supone la fuente de ingresos más importante del Grupo Social Once: más de un 90%. Con esos fondos se financian todos los salarios de los vendedores, los servicios sociales y la infraestructura de la organización, que sólo en Extremadura tiene más de 2.000 afiliados que necesitan muchas veces una atención personalizada», explica Venancio Ortiz, presidente del Consejo Territorial de la Once en Extremadura. Un 3% también se destina a la Fundación Once, de cuyo patronato forman parte las entidades de discapacidad con más peso del país.

NUNCA EN 82 AÑOS

Por tanto, tres meses sin cupón han supuesto un importante lastre para la organización, que ha mantenido todos sus servicios en marcha, «precisamente porque han sido más necesarios que nunca», explica el presidente. Jamás en 82 años de historia se había dado esta situación, de modo que la ilusión de la vuelta se multiplica. «En 2019 vendimos 62 millones de euros en Extremadura. Unos 56 millones corresponden a todos los productos, y los 6 restantes a los sorteos extraordinarios que se hacen a lo largo del año (Día del Padre, Día de la Madre, Verano, ‘11/11’ y Navidad). Somos el operador más pequeño de juegos del país», detalla Venancio Ortiz. «Este año, al haber acumulado tres meses de parada, prevemos una caída muy importante, por eso esperamos que el público nos acoja bien en el regreso. De estos ingresos depende mucha gente», subraya.

Los 500 vendedores del cupón son personas con una discapacidad reconocida igual o superior al 33%. Además se encuentran en un ERTE desde el 5 de abril, si bien la Once ha completado sus percepciones hasta el salario mínimo en los casos necesarios, y ha consensuado los términos con los sindicatos, en lugar de presentar la regulación directamente.

De ahí la necesidad de reactivar los juegos de la Once, que incluyen productos pasivos (el Cupón), productos activos (Eurojackpot, 7/39 y otra novedad que se conocerá próximamente), y las llamadas loterías instantáneas (empezaron con los ‘Rascas’ y ahora las hay de muchos tipos). Todos volverán desde el 15 de junio pero con mucha cautela. «Hemos podido reiniciarlos antes, como otros sorteos, pero preferimos esperar a tener todas las medidas de seguridad en marcha. Trabajamos con una red de personas con discapacidad que están en la calle, también por eso paramos antes del inicio del Estado de Alarma», matiza Venancio Ortiz.

CON GARANTÍAS

De hecho, la organización ha creado un protocolo a través de un equipo de prevención. Los técnicos se están incorporando paulatinamente para tener todo a punto cuando los vendedores arranquen. Éstos llevarán EPIs (mascarillas, guantes, pantallas protectoras…). Además aumentará la frecuencia de limpieza de los kioscos y los stands, y se formará debidamente a los vendedores. «Tenemos que mirar por la seguridad ante todo. Saldremos con las máximas garantías disponibles», matiza el presidente.

El resto funcionará como hasta ahora. El proceso está informatizado y cada vendedor recibe semanalmente el paquete de productos adaptado a su demanda en las entidades colaboradoras (Santander, La Caixa y Correos). Luego solo hay que cantarlos por la calle, esta vez con mascarilla, y esperar a que empiecen a llover los premios.

«Siempre tenemos mucha ilusión en Extremadura y hay que decir que la provincia de Cáceres suele resultar bastante agraciada, especialmente localidades como Trujillo», sonríe Venancio Ortiz. Pero el premio principal es siempre la compra por parte del usuario, que permite el mantenimiento de unos servicios esenciales destinados a las personas invidentes. Para ellas, la inclusión no es juego.

"NOSOTROS VIVIMOS DEL CONTACTO"

"En realidad ha sido tremendo para todos, el momento más extraño que hemos conocido en la trayectoria de la Once». Así lo explica Venancio Ortiz, responsable en Extremadura, que ha visto cómo la organización ha tenido que hacer el mayor esfuerzo en atención a sus afiliados justo cuando se paralizaban las principales fuentes de ingreso. Pero además, el coronavirus supone una amenaza mayor para las personas invidentes, más de 2.000 en Extremadura, al no poder mantener las distancias de seguridad.

«Tenemos una especial dificultad porque vivimos del contacto. El hecho de no tocar supone muchas complicaciones para nosotros», indica el presidente. «No podemos guardar una simple cola con 2 metros de distancia, ahora es más difícil hacer la compra o coger el autobús, puesto que debemos palpar las barras y buscar los botones de paradas. Tenemos que apoyarnos muchísimo en la ciudadanía», sostiene Venancio Ortiz. De hecho, la Once acaba de publicar un protocolo para ayudar a estas personas a moverse en la nueva situación: entorno laboral, transporte público, gestiones, compras…

No obstante, la organización mantiene activos todos sus servicios, que son personalizados y descentralizados, de modo que se prestan allí donde el afiliado los necesita, de norte a sur de Extremadura, a través de distintos profesionales (psicólogos, trabajadores sociales, técnicos de rehabilitación, profesores...). «Tenemos afiliados mayores que viven solos y que ahora requieren más ayuda para las tareas diarias», detalla el presidente.

La Once presta apoyo desde el instante en que una persona ingresa en la organización. Son los momentos más duros. Los técnicos les enseñan a desenvolverse en el día a día «y también ofrecemos ayuda psicológica porque algunos vienen hundidos», afirma Venancio Ortiz.

Además, la organización mantiene una atención continuada por ejemplo a través de su servicio de educación (estos profesores ayudan a los niños con discapacidad visual a seguir las clases ordinarias) y su servicio de empleo (contacta con las empresas para ayudar a los afiliados a encontrar trabajo).