Por llevarse, el coronavirus se ha llevado hasta la chispa del verano. Porque no hay verano sin orquestas, sin verbenas, sin ‘Paquito el chocolatero’, sin tangos ni reguetón. Quitarle a los pueblos de Extremadura sus noches de fiesta es quitarle el gas a la Coca-Cola o el fresquito a la cerveza. ‘Na de na’, que se diría por estas tierras. Y probablemente así será en muchos municipios, que ya han dado por suspendidas sus celebraciones y han invertido los fondos en ayudas de distinta índole. Otros esperan a la nueva normalidad, a ver si al menos pueden organizar un show separados, o sentados, o de algún modo...

Quienes más pierden con el ocaso de las fiestas populares son las numerosas orquestas y formaciones que se dedican a estos montajes. No, no se trata de cuatro músicos aficionados que se juntan los fines de semana para sacarse un dinero extra, por si no lo saben este sector ha evolucionado espectacularmente, nunca mejor dicho, y ahora incluye empresas profesionales con sus empleados (músicos, intérpretes, bailarines, técnicos, montadores...), transportes, vestuarios, infraestructuras.... Las denominadas grandes orquestas, unas 15 en Extremadura, tienen una docena o más de trabajadores contratados de media. Pero además existen unas 150 formaciones en la región (dúos, tríos, orquestas más pequeñas...) que entre la falta de bodas, eventos y verbenas, este año no levantan cabeza.

Los productores artísticos y músicos del sector temen que algunas agrupaciones no superen la crisis actual. «Nuestra actividad es temporal, se centra en primavera y verano», recuerda Antonio Follarat, de la orquesta Nuevo Cobalto Show. Y cuando ya dejaban atrás el invierno, una época de ingreso exiguos, se han topado con el virus. Las verbenas de marzo a julio están suspendidas. El resto dependerán de los requisitos de esa nueva normalidad (si el público de los espectáculos deberá estar sentado, si podrá estar de pie aunque distanciado...), también de si los alcaldes dan el paso (muchos ya ha invertido el dinero de las fiestas en ayudas por el covid) y de si las orquestas pueden adaptarse a las condiciones.

Es cierto que las más potentes ya están transformando sus shows en nuevos formatos más acordes con lo que parece avecinarse (un contenido más cultural y menos baile masivo), pero otras ya no tienen ingresos para afrontar un nuevo cambio sin saber muy bien si habrá contratos. Además, poner en marcha una formación de estas dimensiones cuesta miles de euros entre seguros y trámites, una cantidad que directores como Alejandro García, de la Orquesta Alejandría, explica que no resulta rentable si al final solo se organizan una decena de eventos.

De ahí que necesiten conocer cuanto antes cómo será su futuro a corto plazo, qué espectáculos se permitirán y en qué condiciones. Algunos trabajadores se han acogido a ERTEs porque tienen contratos estables, pero otros cobran por bolos y están pasando una situación apurada.

Por todo ello, empresarios del gremio como Jaime Reyes y Antonio Martín, conscientes de que lo prioritario es la salud, piden a los municipios que no suspendan sus fiestas con excesiva antelación, que esperen a ver cómo avanza la normativa y cómo se desarrolla el verano. Porque la verbena no es solo diversión, es un sustento para todo un sector con cientos de trabajadores en la comunidad extremeña.

"Esta temporada es clave para nosotros"

NONO FOLLARAT. Director de Nuevo Cobalto Show

La orquesta Nuevo Cobalto Show ha realizado la mayor inversión en su larga trayectoria de 25 años. Formada por 16 componentes de Extremadura y otros puntos del país, esta agrupación con sede en Medina de las Torres (Badajoz) acaba de llevar a cabo su proyecto más importante: «Hemos cambiado las infraestructuras casi por completo, hemos incorporado pantallas de última generación y nuevos equipos de sonido, y hemos ampliado la gira por toda Extremadura y por otras regiones. Era nuestra temporada más espectacular con un fuerte gasto en escenarios, vestuarios y músicos reconocidos dentro y fuera de la región…, pero solo hemos hecho un bolo en Carnavales».

Así lo explica Nono Follarat, que ha destinado sus ahorros de muchos años a dar este impulso definitivo a una orquesta de tradición familiar (la fundó su padre), que ahora dirige musicalmente. Se dedica a ella desde que finalizó el conservatorio y no entiende un verano sin verbenas. Está tan desolado como su equipo, formado por 10 artistas en escena (músicos y bailarines), técnicos de sonido e iluminación, e incluso chóferes para el camión y los vehículos de los traslados. «Hoy las orquestas son cada vez más profesionales. En nuestro caso firmamos unos 60 contratos al año con los municipios extremeños para sus fiestas», detalla.

Pero el covid se ha traducido en sucesivas cancelaciones para Nuevo Cobalto Show, justo el año de su mayor apuesta económica. Algunos alcaldes sí han comunicado que seguirán con sus fiestas adaptadas a las condiciones que determine Sanidad. «Nos gustaría que otros tomarán la misma conciencia. Todos sabemos que lo primero es la salud, pero si se cumplen los requisitos no tienen por qué suspenderse los espectáculos», indica Nono. «Al final todos los sectores han iniciado la desescalada, nosotros no. Ya mismo podremos hacer eventos con hasta 800 personas, pero la última palabra la tienen los alcaldes y muchos no se atreven a pronunciarse. Algunos han derivado el presupuesto a otros sectores», lamenta.

Esta orquesta ya ha adaptado su proyecto (todo directo) a formatos que puedan acomodarse a la normativa, pero otras no tendrán capacidad de reaccionar sin ingresos. «Estoy convencido de que muchas formaciones se quedarán por el camino, no podrán superar la temporada porque vivimos del verano», augura el director musical.

"No pedimos ayudas, solo queremos trabajar"

JAIME REYES. Productor artístico

Jaime Reyes Producciones es una de las mayores empresas de la región de organización de eventos. Con sede en Malpartida de Cáceres, cada año programa las veladas festivas de un centenar de municipios de Cáceres, Madrid y Badajoz. Mueve unas 80 formaciones musicales de todo el país y gestiona directamente dos orquestas: Maremágnum, con 15 componentes sobre el escenario, y Neverland, con 9. La temporada arrancaba y Maremágnum había hecho las maletas para actuar en las Fallas. Pero llegó el covid y todo se detuvo.

«No sabemos cuándo retomaremos la actividad, ni siquiera si la retomaremos», revela Jaime Reyes, responsable de la empresa. De hecho, asegura que muchas formaciones están suspendiendo sus giras hasta 2021. «Todos los años se cambian los montajes, se invierte en vestuarios, en material, en arreglos, en ensayos, y si solo se realizan 10 ó 15 galas, a muchas formaciones no les saldrá rentable», explica. Otras empresas optan por la única alternativa posible de momento: «Reinventarnos con formatos de espectáculos más culturales que se puedan ver sentados». Porque en la fase 3 ya es posible realizar eventos de hasta 800 personas con 2 metros de distancia. «Podemos trabajar, pero no hay contratos…», lamenta.

Tampoco está todavía claro cómo será el verano, ni qué protocolo se aplicará a estos eventos con la nueva normalidad. «Ahí nos queda una pequeña esperanza, pero necesitamos que se implique la administración como ya ha hecho con otros sectores como el turismo o la hostelería», declara Jaime Reyes. El problema es que algunos alcaldes han optado por suspender con mucha antelación y ni siquiera tienen ya presupuestos de fiestas. «Con toda la consideración por lo que está ocurriendo, entendemos que la gente ha cumplido con el confinamiento y qué menos que puedan disfrutar tres días de una manera o de otra», subraya.

Y es que las verbenas no son ninguna broma. Solo Jaime Reyes tiene más de 30 trabajadores contratados todo el año que se han acogido a un ERTE. Otros profesionales del gremio ni siquiera han podido porque van a bolos. Además, la situación ha afectado al tejido directamente relacionado con orquestas y eventos: «Empresas de sonido, montaje, sastrerías…», precisa Jaime Reyes, quien mantiene la fe en los próximos meses. «No serán las verbenas de siempre, pero tenemos otros espectáculos. No pedimos ayudas, solo que nos dejen trabajar».

«De cuarenta galas, aún no llevamos ninguna»

ANTONIO MARTÍN. Responsable Orquesta Ojos de Gato

Son ocho en el escenario, pero este año habían decidido dar un salto en el proyecto e incorporar un noveno artista, además de tres profesionales de montaje, un técnico de sonido, y un técnico de luces. La Orquesta Ojos de Gato, con centro en Calamonte y con integrantes de distintos municipios extremeños, había preparado a conciencia la temporada, que basa sobre todo en las fiestas patronales y estivales de los pueblos. Suele hacer unas cuarenta galas por año, y de momento ni siquiera ha comenzado. «La primera estaba contratada para abril, precisamente en Valverde de Mérida, y no ha podido ser... Otras ocho también deberían haberse celebrado ya pero se han suspendido», explica el empresario, Antonio Martín.

Del resto de verbenas programadas, el responsable no sabe a qué atenerse. «Por lo menos tres del mes de agosto se han aplazado ya, o lo que es lo mismo, este año las perdemos, ojalá me equivoque...». Las demás tienen contratos firmados y la orquesta sigue a expensas de la decisión de los ayuntamientos. «Resulta complicado. Aquí lo más prudente es amoldarse a la situación, por eso estamos preparando una formación más pequeña, más unplugged, para otro tipo de auditorio que acuda más bien a escuchar. Tenemos buenas voces y las vamos a aprovechar, con un repertorio de música de distintas épocas que sinceramente queda muy atractivo. Pero... ¿Verbenas este año? lo dudo, aunque quiero ser positivo», declara el empresario.

De hecho, Antonio Martín prefiere acentuar las ventajas: «Somos una orquesta compatible con otras actividades, por eso la mayoría no dependemos cien por cien de ella y por eso no contratamos más de 40 galas, aunque nos afecta bastante: tenemos gastos fijos de 12.000 € anuales», revela. Por tanto, las pérdidas son significativas. «En una orquesta tienes que invertir todos los años si no quieres quedarte fuera de juego. Habíamos reforzado el personal y renovado el repertorio por completo», reconoce.

En definitiva, toda la temporada, o lo que queda, depende de la decisión de los ayuntamientos. «Considero, con el máximo respeto, que algunos alcaldes se han precipitado. No pasa nada por suspender las fiestas un par de semanas antes hasta ver las circunstancias. Agradecemos a los que siguen adelante», destaca este músico veterano.

«Muchos contratos se han pospuesto un año»

ALEJANDRO GARCÍA. Responsable Orquesta Alejandría

La Orquesta Alejandría está formada por 17 componentes que residen en su mayoría en Mérida y alrededores (10 músicos, técnicos y montadores). Actúan cada año en medio centenar de poblaciones de Cáceres y Badajoz, aunque también ofrecen galas en provincias colindantes como Ciudad Real, Toledo, Huelva y Córdoba. La formación está a punto de cumplir su 15º aniversario. La dirige Alejandro García, que se mueve como pez en el agua dentro del sector porque se ha criado con la música. Hijo de dos miembros de orquestas extremeñas tan reconocidas como Acuario y Ácido, asegura que este negocio familiar nunca ha conocido una sequía de espectáculos como la actual.

De hecho, Alejandría trabaja durante todo el año. «Es cierto que en invierno la cosa baja y en lugar de la orquesta completa hacemos dúos, tríos o cuartetos, formaciones reducidas para eventos privados… Pero el grueso de la temporada va de mayo a octubre, sobre todo con las verbenas de los ayuntamientos. Organizamos unas sesenta», afirma Alejandro. Desde el Estado de Alarma la mayoría de actuaciones de la primera parte del verano, «por suerte o por desgracia», se han pospuesto a 2021. «Digo por suerte porque al menos todo el trabajo que había detrás de esas contrataciones (normalmente con un año de antelación) no se ha perdido. La mayoría de los ayuntamientos las han garantizado para el verano que viene. No se posponen a otoño porque las verbenas no se conciben para el frío», señala.

De momento, la orquesta mantiene las perspectivas de actuar en agosto y septiembre, meses que suponen unas 35 contrataciones, pero tampoco lo ve claro. «Si finalmente se celebran por ejemplo diez fiestas, no será rentable reactivar los seguros, preparar los papeles, organizar ensayos… Poner la empresa al día supone unos 5.000 € ¿Compensa? Ésa es la cuestión a la que nos enfrentamos», reflexiona Alejandro García. También pretende adaptar los formatos de sus shows, pero no conoce aún los requisitos de la nueva normalidad. «¿Se podrá bailar con tu pareja? ¿Mejor sentados? ¿Qué distancias habrá que guardar?», plantea.

En definitiva, «hay una hecatombe emocional y económica que nos quita el sueño», confiesa Alejandro, quien teme que el país tarde en volver a la rutina, y con él muchos sectores que viven en la incertidumbre.