La mayoría de la población relaciona la osteoporosis con la falta de calcio. Es el mensaje que lanzan muchos anuncios que publicitan una amplia variedad de productos con aporte extra de este elemento esencial para los huesos. Hay leches, cereales, yogures, margarinas e incluso zumos a los que se modifica su composición buscando los efectos favorables del calcio, pero ojo con estos productos. Una tesis de la Universidad de Extremadura, y el mayor trabajo elaborado en la región sobre la osteoporosis en la mujer, acaba de demostrar que tan perjudicial es tomar poca cantidad de calcio como hacerlo en abundancia.

El trabajo de la doctora María de la Luz Canal Macías, con calificación de sobresaliente cum laude , dirigido por los médicos de la Escuela de Enfermería y Terapia Ocupacional Juan Diego Pedrera y Jesús María Lavado, asegura que los efectos de una ingesta excesiva de calcio son "muy desfavorables" para los huesos. "Ahora tenemos una excesiva preocupación por la salud y nos estamos dejando llevar por un mensaje que es equívoco", alerta el doctor Pedrera. Tras analizar a más de 2.200 mujeres extremeñas, de entre 20 y 80 años, durante los últimos dos años la conclusión es determinante: "el riesgo de sufrir osteoporosis es igual de elevado si se ingiere poco calcio o mucho". Por ello la recomendación también es clara: "Lo ideal es tomar tres o cuatro vasos de leche normal --sin aporte extra-- al día, o lo que es lo mismo, entre 800 y 1.200 miligramos de calcio, por encima tiene efectos muy desfavorables para los huesos", advierte la tesis.

ALIMENTACION EQUILIBRADA Pero la ingesta de este elemento no es el único factor de riesgo para desarrollar una enfermedad que se da principalmente en la mujer, pero que también afecta al colectivo masculino, menos proclive a revisar su masa ósea. Otro de los aspectos fundamentales que se han detectado en este trabajo advierten también de la importancia del equilibrio en la alimentación. La ingesta excesiva de proteínas --que son las dietas habituales de los países occidentales--, procedentes principalmente de origen animal en detrimento del vegetal, también tiene efectos contraproducentes para la masa ósea. "El calcio es bueno para el hueso pero si se consume de forma equilibrada con otros nutrientes. Es esencial una relación calcio-proteínas equilibrada, así lo ideal es ingerir 20 miligramos de calcio por cada uno de proteínas y ahora el consumo que nos encontramos es de 12 o 13 de proteína por cada miligramo de calcio debido al exceso de proteínas que ingerimos", explica Pedrera.

A estos hay que añadir otros riesgos que favorecen la disminución de la masa ósea en las mujeres extremeñas, como la edad, a partir de los 50 la prevalencia aumenta exponencialmente; el bajo peso, las personas con un índice de masa corporal por debajo de 19 tienen más predisposición a la enfermedad; un historial previo de fracturas; el hábito tabáquico y la hipertensión arterial.

Además de estos factores, el estudio, que pronto verá la luz en revistas internacionales, ha servido también para conocer la prevalencia de esta enfermedad en Extremadura, un número desconocido hasta la fecha. La probabilidad de que una mujer extremeña padezca osteoporosis es del 9,5% de media --algo inferior a la media del país--, pero a medida que avanza la edad la prevalencia crece exponencialmente. Así a partir de los 50 años, con la menopausia, esta patología adquiere un especial protagonismo, que se multiplica por cinco en solo una década.

Por todo ello, los doctores encargados del estudio recomiendan a los sanitarios "sensatez" a la hora de recomendar el consumo de nutrientes y prevención ante una enfermedad silenciosa cuyo efecto más perverso es la fractura de cadera, una rotura que acaba costando la vida a una de cada cuatro personas que la sufren. "En Extremadura la mortalidad por fractura de cadera --habitualmente ligada a la osteoporosis-- es mayor que las muertes por cáncer de mama y de útero juntas", concluye el doctor Pedrera, integrante del grupo de investigación en Enfermedades Metabólicas Oseas de la Uex, que desde el 1997 trabaja en el estudio de la osteoporosis y otras patologías afines.