Ninguna estrella de rock, ni líder político o religioso, ni futbolista ha cosechado nunca en esta ciudad el éxito de público del que acaban de gozar unos personajes que sólo necesitan de su presencia, y de una tarde, para despertar tanta expectación, sobre todo entre los niños, pero no solo. Son los Reyes Magos de Oriente, que ayer se pasearon, ya no en camellos --con su corte--, sino en carrozas, por la ciudad de Badajoz, donde fueron agasajados por una multitud de alrededor de 30.000 personas, según fuentes de la policía local.

Desde la mañana, casi la totalidad de la plantilla de la policía municipal estuvo dedicada a preparar las calles del itinerario para el paso de la Cabalgata de Reyes. Los agentes se encargaron de limpiar las vías de vehículos, bien avisando a sus propietarios, si aparecían, y si no, mediante la grúa, para dejar el camino expedito a Sus Majestades.

EL SEQUITO Un séquito de casi un millar de personas, decenas de caballos y otros animales y una treintena de carrozas y unidades de otros tipos, como grupos de caballería, motorizados, a pie, payasos, escenas de cuentos y películas infantiles y otras propias de la Navidad, hicieron todo el recorrido arropados por las miradas de sorpresa de los más pequeños, la impaciencia de los niños algo mayores y la paciencia de sus padres.

A una velocidad de dos kilómetros por hora, el séquito real cubrió el itinerario en poco más de una hora y repartió 5.000 kilos de caramelos entre los niños que se arremolinaban, o se echaban para atrás al paso de los caballos o un trenecito. Fue desde Entrepuentes hasta San Francisco, pasando por Santa Marina, Segura Otaño, Europa y Pedro de Valdivia, hasta el parque, donde los Reyes fueron recibidos por el alcalde de la ciudad, Miguel Celdrán.

EL ITINERARIO Los Reyes tardaron más, si cabe, en llegar desde la calle al templete de la música del paseo, atendiendo a los pequeños que querían saludarles, mientras Emilio González Barroso hacía de mantenedor inagotable --lleva manteniendo la fiesta desde Nochevieja-- y explicaba los pormenores de todo el programa del ayuntamiento.

Una vez llegó la comitiva a su destino, el niño Carlos Raposo y la niña Rocío Palomeque leyeron el manifesto de Unicef, en el que reclamaban educación para todos los niños del mundo, especialmente del subdesarrollado y el derecho de las niñas en países donde permanecen relegadas por el hecho de haber nacido del sexo femenino.

Los tres Reyes Magos fueron recibidos por el alcalde de Badajoz, Miguel Celdrán, y desde el templete de San Francisco se dirigieron a todos los presentes y a los niños que les saludaban.