El plan forestal extremeño merece una valoración muy positiva a los ingenieros técnicos forestales, aunque matizan que es necesaria una inversión continua para lograr los objetivos, marcados a 30 años e invertir en tecnología y formación, así como dignificar el trabajo forestal. Del mismo modo, instan a la Administración a colaborar con el sector privado, pues será el que ejecute los planes.

En lo relacionado con los estudios de impacto ambiental, reclaman un código de buenas prácticas forestales y, sobre todo, que se elimine la burocratización en los trámites de evaluación de impacto ambiental, puesto que hoy día hay sin resolver expedientes de hace dos años, lo que provoca graves prejuicios a las empresas, los trabajadores y la propia conservación del medio natural. Asimismo, exigen mayor rigor en los estudios, toda vez que la propia Administración reconoce que uno de cada tres carecen de rigor.

En cuanto a los incendios forestales, y al margen de las críticas a la tasa por extinción, advierten de que los planes de prevención deben contar con un estudio de impacto ambiental que, según el jefe del servicio de extinción de incendios, se resolvería en quince días. Los ingenieros indican que, si es posible resolver tan rápido en estos casos, también lo será en el resto de estudios ambientales.