A la cola en el uso de nuevas tecnologías, y en cabeza en el uso de móviles entre los menores de 10 y 15 años. Ocho de cada diez niños extremeños de esta franja de edad disponen de estos teléfonos, casi como sus padres, que los tienen nueve de cada diez. "Para la comunión todos quieren un teléfono móvil ya", comenta una madre cacereña, Yolanda Arroyo. Así la tasa de menores movilizados en Extremadura es la mayor del país --la media nacional se sitúa en seis de cada diez niños--, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística.

Para muchos padres supone una enorme tranquilidad poder localizar a sus hijos en cualquier momento, excepto en horario escolar, puesto que está prohibido su uso en los centros educativos, como cualquier otro aparato digital externo al aula.

Esta norma responde a una instrucción de la Dirección General de Calidad Educativa de la Junta y no solo porque pueda sonar y molestar en el aula, "hay que tener en cuenta que los móviles ahora incorporan cámaras de fotos y vídeo y los chavales pueden tomar imágenes de forma ilícita". Ya se han dado casos en España de grabaciones que comprometen al profesorado, "aunque en Extremadura el nivel de convivencia es bastante aceptable", según el presidente de la Asociación de Directores de Centros de Secundaria de Extremadura y director del IES Sáenz de Buruaga de Mérida, Manuel Acedo.

Alicia Rivas, una joven cacereña de 11 años no se lleva el teléfono a clase. Lo tiene desde hace un año más o menos y lo usa únicamente para quedar puntualmente con las amigas o llamar a su madre cuando sale sola. "No le dejo para otras cosas, las llamadas las hace desde el fijo principalmente, tiene un contrato de seis euros mínimo y lo utilizo yo para llegar a esa cantidad", dice su madre María José Pérez. Como Alicia, la mayoría de sus amigas lo tienen también. Fue ella quien se lo pidió a sus padres que no se negaron porque "tenemos control, no supera nunca los seis euros al mes y es bueno para que me avise cuando tengo que ir a recogerla si va al cine o cosas así, pero reconozco que puede ser peligroso si lo dejas de su mano".

Otra madre, Yolanda Arroyo, prefiere no confiarse y no permite que Jorge, de 11 años lo tenga, pese a su insistencia "Ahora es lo que se lleva, para la comunión que ha hecho este año mi hijo casi todos los amigos han pedido móviles, pero yo creo que a esta edad es innecesario", dice.

Como todo, que los más jóvenes dispongan de teléfono tiene ventajas e inconvenientes. Acedo, como la madre de Alicia, considera que no es malo usado con moderación y el control de los padres, porque además permiten restringir determinados servicios y llamadas. "Como padre a mi me aporta tranquilidad", insiste. Y a los jóvenes, ¿qué les aporta, para que lo utilizan? Además del uso que le da Alicia, "principalmente dan toques para evocar que tienes a alguien en el pensamiento", dice Acedo; "para mandarse mensajes y quedar, escuchar música, jugar, pero también para volver a hablar de lo que ya han hablado hace un rato con sus amigos y para estar en contacto permanente porque para ellos es necesario". Así explica el lado menos amable de este dispositivo la psicóloga Julia Rodríguez, sobre todo si carece de control."Lo malo no es la tecnología, es el uso no regulado". "Desde el punto de vista psicológico, que los menores de 10 y 15 años dispongan de móviles no es ni adecuado ni necesario. Responde a la necesidad de los padres para tener controlados a sus hijos" explica.

Una necesidad creada, porque "todos hemos tenido esa edad y nosotros y nuestros padres hemos sobrevivido sin ello. A mí me parece horrible porque fomenta una adicción encubierta", dice Javier Solís, un padre de Cáceres mientras pasea a su pequeño de dos años. Y no se aleja de la opinión de la psicóloga. Pocos se molestan ya en ir en persona a buscar a sus amigos a casa, con ese "contacto permanente quedan en el lugar al que vayan y punto". Con ello "se está fomentando también la comodidad y la vagancia, y a la vez se está creando una dependencia que los mayores ya concebimos cuando salimos sin el móvil. Y todo lo que crea una dependencia crea una adicción", aprecia Rodríguez. Además, "al ser para ellos un elemento incorporado desde pequeños lo usan para todo".

Una edad recomendable para dotar al menor de este dispositivo no existe, aunque puede hacerlo desde los seis años con un modelo especial que ha lanzado Movistar. "La responsabilidad es de los padres porque a ellos no se la podemos exigir, primero hay que educarles para hacer un buen uso del móvil. A esa edad entran y salen solos y me parece razonable, pero con control", señala Felipe Fernández, director del IES Hernández Pacheco de Cáceres, que participa este año en un programa pionero con material curricular digital desde 1º de ESO.

El 61% de hogares, con pc

Si falta poco para que usen el móvil más que sus padres, en lo que ya sí los han superado los menores extremeños es en la utilización del ordenador, presente en el 61% de los hogares extremeños --68% es la media nacional--. El 95% de los menores lo ha utilizado en los últimos tres meses y el 61% de los mayores; además, el 83% de los jóvenes de esta edad usó internet frente al 57%. Con estos datos, pese a la incidencia del móvil, Extremadura es una de las autonomías del país que menos se conecta a la red. Esta afirmación que responde a los datos del INE llama la atención de Acedo. "Me cuesta creer que sea así, puesto que Extremadura es la región que lidera el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en el ámbito educativo".

Con control y responsabilidad el presidente de los directores de los centros de secundaria de la región asegura que es bueno que los más pequeños accedan a internet bajo supervisión, porque sirve para enseñarles la responsabilidad de manejar esta herramienta e inculcarles los peligros de la red en cuanto a facilitar datos privados.

Pero también "en su justa medida y bien utilizadas" las tecnologías "hacen que se pongan en marcha ciertas capacidades de los jóvenes", explica la psicóloga. Y para ello, para utilizarlo adecuadamente, Rodríguez da unos consejos: "claves para acceder a la red, ubicar el ordenador en un sitio visible y controlar las horas de uso". Avisos que sigue M José Pérez en casa. "El ordenador lo tenemos en el salón para ver cuando Alicia entra en internet. También tiene restricciones y le miro los contactos del ´messenger´ para saber con quien habla. Yo me fío de ella, pero si me la quiere pegar, me la pega".

Esta generación de chavales, que se desarrollan a la par que se consolidan las tecnologías que hacen años se llamaban nuevas, "romperán todas estas estadísticas".