Los proyectos de energía eólica están generando focos de contestación social en Extremadura. Pese a que las trabas burocráticas mantienen en stand by la construcción de los primeros aerogeneradores, la aprobación y presentación de las iniciativas empresariales ha provocado ya una reacción social en distintos puntos de la comunidad autónoma, con movimientos ciudadanos que se oponen firmemente a la implantación de parques eólicos en enclaves como las sierras de Gata, Montánchez o Plasencia.

A diferencia del protagonista de Don Quijote de la Mancha , las personas que están detrás de esta oposición al sector eólico no han enloquecido, pese a que sus enemigos también son molinos de viento. Pero en este caso se trata de parques de generación eléctrica. Estas instalaciones, a juicio de estos colectivos, tendrán un impacto muy negativo sobre los intereses económicos y ambientales de las zonas afectadas.

La oposición a la energía eólica vuelve a recuperar su brío en Montánchez estos días. Tras tres años de hibernación, el rechazo vecinal, político y asociacionista que entre el 2007 y el 2008 movilizó al municipio y a parte de su comarca frente a los proyectos de aerogeneración en la sierra montanchega comienza a recuperar pulso de nuevo. El desencadenante ha sido las recientes sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura (TSJEx) en las que reconoce a la empresa Instituto de Energías Renovables el derecho a que la Junta le autorice la construcción de dos parques eólicos en este enclave. Las iniciativas, como informó este diario en su edición del lunes, habían sido rechazadas en el 2008 por el Consejo de Gobierno de la Junta por tener Declaración de Impacto Ambiental desfavorable.

RECURSO AL SUPREMO

"Vamos a llevar al próximo pleno, el día 26, una moción instando al Gobierno regional a que presente un recurso de casación ante el Tribunal Supremo por estas sentencias", explica el alcalde de Montánchez, el socialista Juan Alcázar, que espera contar el apoyo de la agrupación municipal del PP, "como en el 2007". El edil también asegura que va a trasladar la información existente sobre estos proyectos a los colectivos vecinales y asociaciones sociales y empresariales que se movilizaron entonces. Y no descarta nuevos actos de protesta si los dos parques eólicos del Instituto de Energías Renovables reciben luz verde por parte de la Junta de Extremadura.

"Tenemos la sierra muy próxima al pueblo. Algunos generadores quedarían a apenas 500 metros de las últimas casas del casco urbano. Y la comarca vive de la agricultura tradicional, la ecológica y el turismo, que se podrían ver perjudicados por el impacto visual, paisajístico y sobre la fauna y la flora de estos parques", señala Alcázar. "Preferimos mantener nuestros recursos naturales como fuente potencial de desarrollo económico, porque estos proyectos tampoco generarían demasiados ingresos ni empleos en el pueblo", agrega.

IMPACTO EN EL TURISMO DE GATA

Argumentos similares esgrime el grupo de empresarios, de organizaciones conservacionistas y de ciudadanos que se está movilizando en la sierra de Gata (tanto en el lado cacereño como en los pueblos limítrofes de Salamanca) para frenar una decena de proyectos en la zona. "Aquí no tenemos catedrales ni obras de arte ni un patrimonio histórico relevante. La naturaleza y la biodiversidad son nuestro reclamo turístico y la gran fuente de recursos económicos y ocupación", subraya Nazaret Téllez, que gestiona una casa rural en Villamiel y es miembro de Gatural, la Asociación para la Promoción del Turismo Rural y el Desarrollo Sostenible de Sierra de Gata. En su opinión, los daños en el turismo y los recursos ambientales de la zona no compensan las contrapartidas económicas que prometen los promotores y defienden los alcaldes de la comarca.

Las maniobras de oposición en Gata pasan por la contestación social y la presentación de alegaciones a los proyectos. En Plasencia, donde hay dos proyectos aprobados --uno de ellos, el de Sierra de Santa Bárbara, ha iniciado esta semana su fase de exposición pública previa al inicio de las obras--, una plataforma ciudadana estudia presentar distintos recursos de alzada ante las administraciones y abrir la vía judicial para evitar que los aerogeneradores ocupen los horizontes de la ciudad. El activista Mark Duchamp, portavoz de las plataformas Plasencia Libre y de Salvar Extremadura, defiende que los parques eólicos destruirán más empleo del que generarán: "un estudio del 2006 en Monfragüe constataba que el 70% de los encuestados reconocían que no viajarían a la zona si hubiese estos molinos. Y también afectará al sector de la construcción, porque poca gente querrá hacerse una casa, como segunda residencia o lugar de retiro, cerca de este tipo de instalaciones". En esta línea sostiene que el empleo que genera este sector es "escaso, con dos personas para vigilar cada parque y el mantenimiento realizado por especialistas de fuera".

Duchamp sostiene también que los aerogeneradores originan daños en la salud, por la incidencia del ruido, las vibraciones y los ultrasonidos que emiten en un radio de hasta 10 kilómetros. Pero además, cree que dificultarían que el corredor Plasencia-Monfragüe-Trujillo fuese declarado Patrimonio de la Humanidad. "La Unesco ha advertido a Francia de que puede quitar esa distinción al Monte Sant Michel, uno de los parajes más visitados del país, si se construyen los parques eólicos previstos en su entorno", advierte.

El alcalde de Plasencia, Fernando Pizarro, ha dicho que no pondrá reparos a los parques eólicos siempre que no supongan una alteración del medio ambiente ni tengan un evidente impacto visual en la zona histórico-patrimonial de la ciudad. Su homólogo en Malpartida de Plasencia (en cuyo término municipal se construiría el proyecto de la sierra de Santa Bárbara), el popular Marcelo Barrado, defiende las instalaciones por los empleos e ingresos que generarán en el pueblo.