Basta con subir la mirada al cielo para darse cuenta. Si uno se aprovecha las zonas más alejadas de la ciudad puede ser testigo. Y si su hogar está ubicado en una localidad sin maleza lumínica ese testimonio se multiplica por tres. La carencia de un tejido industrial a la altura de otras comunidades, que en un principio vendría a suponer un hándicap, se ha transformado justamente en lo contrario. La conservación del entramado rural y natural extremeño ha convertido a la región en una de las comunidades más envidiadas. ¿El objeto del orgullo? El cielo.

Y es que los expertos -y aficionados- en astronomía coinciden en que el firmamento extremeño es uno de los más adecuados para observar las estrellas por varios motivos: el bajo porcentaje de contaminación lumínica -y química-, el clima templado y la atmósfera transparente. De hecho, en 2016 el parque de Monfragüe ha sido reconocido como destino Starlight de Extremadura, un galardón que garantiza la buena calidad de su cielo para la observación.

José Luis Quiñones habla del «romanticismo de las estrellas». Él dirige en Extremadura un negocio de astroturismo, una práctica emergente, pero que según afirma, con el tiempo gana aficionados. «La gente se ha cansado del turismo de cerveza, quiere ser activo», destaca Quiñones. El responsable de la empresa Entre Encinas y Estrellas, un complejo astronómico en Fregenal de la Sierra, señala que «Extremadura goza de un entorno privilegiado y puede convertirse en un referente a nivel internacional por las características de sus cielos, Extremadura puede convertirse en un foco líder para este tipo de turista». En ese sentido, añade que muchos visitantes descubren la región gracias al turismo de astronomía. «Gente de Londres, de París se interesa por la astronomía, viene a Fregenal y luego más tarde se da cuenta de las grandezas de Extremadura y se queda para visitarla». También apunta que aunque este tipo de turismo es apto para cualquier época del año, la temporada de calor aumenta considerablemente el número de aficionados en busca de la Osa Mayor a gran escala. «Pasar frío no le gusta a nadie», apostilla entre risas.

Equipo y paciencia

Desde Torrejón el Rubio hasta Pedroso del Acím, Quiñones destaca que cualquier lugar es bueno para la observación, destaca como virtud de la región la baja densidad demográfica y añade que lo que hay que buscar son zonas apagadas con para poder llegar a verlas. La zona es importante, pero también el equipo adecuado. Y más paciencia que nadie. Ya este año, los propios organismos institucionales, conscientes de sus virtudes, contemplan acciones para desarrollar los viajes de estrellas.

El estand de Fitur y la Feria Ornitológica (FIO) ya ha puesto en marcha los mecanismos para publicitar a la región como destino de astroturismo. En ese invervalo, el objetivo es elevar un peldaño el reconocimiento de los cielos de destino a reserva. Todos estos galardones los pone en marcha la fundación Starlight, que desde 2011 ya ha señalado 16 puntos para la observación de estrellas. El primero fue el lago Alqueva, a medio camino entre Extremadura y Portugal.