Cada año se declaran en Extremadura una media de 150 nuevos casos de pacientes con trastornos alimentarios, especialmente anorexia y bulimia.

Sin embargo, los datos que maneja el Servicio Extremeño de Salud (SES) señalan que, en realidad, se trata de unas dolencias mucho más extendidas pero que en muchas ocasiones ni siquiera llegan a ser diagnosticadas por numerosas razones.

En la región se calcula que entre 10.000 y 20.000 personas --según las tasas de incidencia que se manejan-- padecen estos desórdenes psicológicos. De esta cifra, un 30%, en torno a 3.000 personas, son jóvenes de entre 15 y 25 años.