Sobre el papel, los asuntos a tratar eran las retribuciones, la jornada laboral y la conciliación de la vida familiar y el trabajo. Pero Patricio Martínez fue más allá. El secretario general de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), que ha estado en Cáceres para participar en la I Jornada Sindical de la Profesión Médica, advierte de que el sistema sanitario español es insostenible y urge a las administraciones a adoptar medidas para cambiarlo. De momento, el copago no entra en su recetario.

--En un momento en el que lo que se plantea a la sociedad española es la congelación e incluso la rebaja salarial, no parece muy coherente que los médicos mantengan tan firmemente su reivindicación de mayores sueldos.

--Es verdad. Por eso el nuevo modelo de retribuciones que defendemos no tiene que ver directamente con la retribución económica. El médico también está inmerso en la crisis, pero hay que tener la valentía de plantear nuevas expectativas para incentivarles en su profesión. Eso no pasa solo por ganar más dinero. Se puede hacer con un modelo de retribuciones donde al médico se le pague no como a un funcionario, sino por lo que es, lo que hace, por cómo lo hace y con qué resultados, como ocurre en otros países europeos. Lo que tampoco podemos olvidar es la realidad: los médicos españoles estamos un 20 o un 30% por debajo del nivel medio de retribuciones de los compañeros europeos.

--Concrete cómo es ese modelo.

--De esos cuatro capítulos, dos deberían ser retribuciones fijas: por ser lo que somos --médico, especialista o no, doctor o no doctor, los años de experiencia-- y por cómo lo hacemos, es decir, por nuestra categoría profesional. Para ello es necesario el desarrollo de la carrera profesional, comprometida desde el 2003. El resto del salario sería variable, en función de lo que hace --su jornada, las guardias, si tiene una plaza vinculada por la universidad...-- y de su productividad.

--¿Cree que el ciudadano entiende sus reivindicaciones? La imagen de la medicina es la de una profesión privilegiada, con salarios altos, posibilidad de compatibilizar actividad pública y privada...

--No somos unos privilegiados. El único privilegio es la confianza que el ciudadano deposita en nosotros. Es un pacto social que exige al profesional mantener un nivel muy elevado de habilidades, conocimientos, formación... El médico no es rico por su salario. Tenemos el mismo salario que cualquier otro funcionario. Lo único que me diferencia para que mi nómina sea un poquito más amplia es que hago más horas que un tonto, aún haciendo guardias que deberían pagarse como horas extras y que se hacen como ampliación de jornada; y cuantas más haces más dinero se queda el Estado, porque las retenciones llegan hasta el 43%.

--Pese al temor que les tiene la administración. Una huelga de médicos puede paralizar el servicio social más básico, la sanidad.

--Es la consecuencia de la decisión de socializar una profesión. Los médicos solo tenemos un empleador, la Administración Pública. La medicina privada apenas existe, no tiene volumen para dar de comer a los 200.000 médicos que hay en España. Y lo poquito de medicina pseudoprivada son organizaciones de base asociativa o mutuas, que no ofrece grandes ingresos. Frente a eso, tenemos un gasto en sanidad dos puntos por debajo del de Europa y un 30% menos de salario que un médico europeo, pero mantenemos uno de los mejores niveles de calidad en la sanidad pública del continente. No tenemos la sensación de que los Gobiernos nos hayan tratado excesivamente bien, aunque desde fuera se pueda pensar otra cosa.

--¿El copago es una salida a la insostenibilidad del sistema?--No estamos en estos momentos a favor del copago. Hay muchas cosas que se pueden y se deben hacer antes, porque el sistema sanitario de salud en España no es económicamente sostenible. Es necesario que el Consejo Interterritorial de Salud deje de ser consultivo y sea un órgano más ejecutivo; que se reduzca el gasto en burocracia, que el presupuesto sea más finalista y las autonomías destinen a este ámbito el dinero que reciben del Estado para sanidad; y poner fin al intervencionismo político en el nombramiento de gerentes. Si después de todo eso se ve que el copago es necesario, se podría estudiar. Pero no podemos empezar por el tejado sin ni siquiera aclarar qué modelo de copago se propone, a quién afectaría, en qué circunstancias, a qué servicios... Es cierto que la sanidad está enferma, pero lo más triste es que los gobiernos no quieren llamar al médico para solucionarlo.

--¿Entre esas reformas está unificar, al menos de forma básica, los servicios y protocolos de los 17 sistemas sanitarios regionales que hoy existen en España?