Este sevillano de 1958 es uno de los "históricos" de la pintura española de los años 80. Barroco, colorista, simbólico, expone ahora por primera vez en Cáceres

Patricio Cabrera esgrime el humor (no porque sea andaluz, aunque tampoco pueda descartarse) cuando tiene que someterse al cuestionario de este diario un día después de inaugurar su primera exposición en Extremadura, en la Galería María Llanos.

--La galerista María Llanos le llama a usted histórico.

--Yo no hablaría en esos términos porque parece que uno se ha muerto.

--Lo decía porque usted formó parte de aquella corriente renovadora de la pintura en los años 80.

--Ah, bien. Es cierto que en Sevilla coincidimos una serie de artistas que hizo cosas sorprendentes. Entonces se llevaba la abstracción lírica y dimos el golpe siendo figurativos. Creíamos que la pintura tenía que contar algo.

--¿Y qué pintaban?

--Todos queríamos romper porque estábamos cansados de esa pintura bonita, así que éramos un poco provocadores y tomábamos hasta imágenes de mal gusto.

--Tuvo una beca de ampliación de estudios en EEUU ¿Qué vio allí?

--Estaba cansado del ambiente que se vivía aquí y allí me liberé. Fue una etapa en la que pintaba para mí y eso me hizo enfrentarme a las modas de entonces. Ahora hay gente que le interesa más lo que pinté en esa época. A mí, no.

--Veamos: en la exposición de Cáceres hay animales, plantas, hombres que se tapan el rostro, colorido. ¿Todo muy andaluz o muy usted?

--No sé. Me han comentado muchas veces lo del color o la mezcla de lo decorativo y la narración. El hombre que se tapa soy yo. Es un retrato que me hizo un alumno y que luego yo utilicé para una serie sobre eremitas.

--¿Es un eremita?

--No, no. Sólo era un tema que me propusieron en un encuentro sobre arte.

--¿Y los animales?

--Son observadores y aparecen con caras irónicas, como de no creerse lo que están viendo. Hay ahí una crítica sobre la propia pintura y la actitud de algunos pintores, que pierden la vida por una determinada tonalidad de color, y no es para tanto, no puede uno creer que la pintura sea tan importante.

--Estará algo harto de oír que la pintura se ha acabado

--Pero es que lo llevan diciendo desde 1918. Cuando se acabe ya veremos. Viajé a Nueva York en los 90 y todo el mundo estaba pintando. Dicen que se ha muerto, pero nadie deja de pintar.

--¿Le preocupa la cotización de sus cuadros?

--Bueno, mis obras no son de las supercaras. Y no conozco a quien quiera comprármelas. A algunos amigos sí que se las coloco. Pero no he vivido de la pintura

--Da clases a bachilleres. ¿Les importa el dibujo de Leonardo da Vinci?

--A ellos lo que les gusta son los grafitis. Pero en fin, les enseño a dibujar y no me va mal.