Un pequeño municipio de Cáceres, Robledollano, acogerá en breve la primera planta de reciclado de plomo de Extremadura. Se trata de una industria promovida por la empresa Perdibor, impulsada por varios socios de Robledollano y Castañar de Ibor.

En una primera fase, a punto de concluir, Perdibor invertirá 1,2 millones de euros (unos 200 millones de las antiguas pesetas) para levantar una industria de reciclado de plomo que se prevé que empiece a operar entre octubre y noviembre si no surgen ningún problema. De momento, este verano el proyecto ya ha obtenido la autorización ambiental integrada, imprescindible para este tipo de fábricas.

El sistema es sencillo, al menos en teoría. La planta reciclará chatarra y lingotes de plomo de diversos orígenes, los tratará y producirá cada año 8.000 toneladas de lingotes y 12.000 toneladas de perdigones. Estos lingotes se utilizan habitualmente para fabricar baterías de coche, por lo que las venderán a las empresas especializadas en este sector. En cuanto a los perdigones, los harán de varios calibres, según los encargos que reciban.

En la fábrica se llevará a cabo todo el proceso. Es decir. Se recibirán, clasificarán y almacenarán las materias primas para posteriormente proceder a su fusión, refino y aleación. A partir de ahí se moldean (en lingotes o perdigones), se embalan... y listos para venderse. Al tratarse de una fábrica que gestionará residuos peligrosos, sus propietarios tendrán que constituir un seguro de responsabilidad civil de 600.000 euros.

Pero los promotores de la industria no se van a quedar ahí. Cuando aún no se ha cerrado la primera fase del proyecto, trabajan en los estudios técnicos para dar un segundo paso: acometer directamente el reciclaje de las baterías, con todo lo que supone.