Diariamente vemos en la prensa titulares sobre la marcha del PIB y como los políticos lo asocian con un mayor bienestar para los ciudadanos. Efectivamente el crecimiento del PIB provoca que dispongamos de una mayor cantidad de bienes y servicios o de mayores rentas para consumir. Al final el éxito o fracaso de un país se resume en una cifra. Pero habría que preguntarnos si nuestro modelo económico basado en el aumento desproporcionado del consumo de bienes que no necesitamos en gran parte, no representa sino un excesivo materialismo que no significa un mayor bienestar para las personas. Creo que ideas como obsolescencia programada (fabricar para no durar con el fin de mantener vivo el consumo y los beneficios de las grandes empresas) está en la mente de todos. Por ejemplo, el aumento de la producción de armas tiene un efecto multiplicador sobre la economía que supone más empleo, y por tanto, mayor consumo y crecimiento del PIB, pero igualmente tiene un descenso de nuestro bienestar ya que provocará guerras y criminalidad.

Muchos pensamos que el actual modelo económico extensivo de la producción es insostenible y que sería necesario cambiarlo debido a la crisis financiera global. En mi opinión, el objetivo de la política económica no debería ser el aumento del PIB sino el aumento de nuestro bienestar y calidad de vida a expensas de frenar el crecimiento de la producción y del consumo.

XECONOMISTASx como Tobin, Nordhaus o el premio Nobel Samuelson , han propuesto otros indicadores alternativos al PIB, como el Bienestar Económico Neto (BEN), que se basa en ajustar el PIB incluyendo los productos, servicio e inversiones que nos reportan una mayor calidad de vida y bienestar, y que hasta ahora penalizaban la producción, como el trabajo en casa, la reducción de impuestos para no incentivar la economía sumergida o el apoyo a profesiones como la de zapatero o sastre que evitan que tiremos productos que siguen siendo útiles. Por otra parte, excluyendo aquellos elementos que son tenidos en cuenta en el cálculo del PIB actualmente pero que minoran nuestro bienestar como la actividad industrial que dañe el medio ambiente, la fabricación de armas o la urbanización de costas y espacios naturales, ya que sólo de esta forma seremos conscientes de los costes derivados de estas actividades.

Posiblemente el uso de estos indicadores provocaría una corrección del crecimiento de los países mostrando incluso tasas negativas pero debemos ser conscientes que llegará un momento que la naturaleza no tenga capacidad para absorber el aumento de población y la actividad perniciosa del ser humano.